El Banco Popular de China ha vuelto a devaluar el yuan por tercer día consecutivo. En esta ocasión ha sido de un 1,11% y fija el cambio en 6,40 yuanes por dólar.

Esta es la mayor devaluación desde que China estableció en 1994 el sistema moderno de flotación de la moneda, tras la reducción de casi un 2% el martes por la mañana y de un 1,62% el miércoles.

La caída de la moneda es percibida como una forma de ayudar a las exportaciones, haciéndolas más competitivas, en un momento en que la economía sufre una desaceleración. El Banco Central defiende no obstante que es parte de una reforma del sistema cambiario, para acercarlo más al mercado.

La economía china creció en 2014 un 7,4%, su peor resultado en casi un cuarto de siglo, y este año la desaceleración ha sido aún más marcada, con una expansión de 7% en el primer semestre, aunque estas cifras están en línea con los objetivos del gobierno.

Los recortes sacudieron a los mercados bursátiles y de materias primas y generaron preocupación entre los operadores, ante el temor de que haya un impacto para las economías que tienen estrechos vínculos con China.


El Banco Central de China había asegurado el martes que operaba simplemente un "ajuste" en la manera de calcular la tasa de referencia del yuan para tomar en cuenta las fluctuaciones del mercado de divisas.

En este sentido, la sucesivas depreciaciones desde ese día serían únicamente la consecuencia de este nuevo mecanismo.