Casi tres décadas y media después de la mayor caída intradía de la historia del Dow Jones, 22,6%, el mercado se recupera. Los apenas 1700 puntos que se firmaban entonces hoy son 35.000 y la composición del índice (y pesos de las firmas) ha cambiado de manera considerable.
Pero ¿sería posible un nuevo crash como aquel? ¿Qué razones envuelven aquel desplome?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
Más de tres décadas después todavía se desconocen las causas exactas de este 'hundimiento' de los mercados que cambió el paradigma
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No fue la mayor caída de la historia del Dow Jones, pero tiene la fama de serlo. . Han pasado ya dos décadas, pero el famoso y dramático “Lunes Negro” de 1987 todavía retumba en millones de cabezas e inversores norteamericanos.
Aquel fatídico 19 de octubre de 1987 los cimientos de la mayor bolsa del mundo, Wall Street, se tambalearon por del pánico de millones de inversores que se lanzaron en masa a vender sus acciones. Todavía no se sabe muy bien el porqué. Entonces, hace ahora 34 años, el principal índice bursátil del mundo, donde se recogen la treintena de empresas más importantes del planeta, registró su mayor recorte intradía de su vda. Un 22,6%, más de 500 puntos.
Aquel decimonoveno día del décimo mes del ejercicio el Dow Jones colapsó. Se “fue a dormir” sobre los 1.738 puntos y solo una vez antes en la historia, el 12 de diciembre de 1914 (Primera Guerra Mundial mediante) la renta variable americana ha vivido peores sensaciones. Ese día el recorte en solo ocho hora de negociación fue del 24,39%.
El desplome bursátil superaba incluso al del 28 de octubre de 1929, cuando el principal indicador de la bolsa de Estados Unidos cayó un 12,8%, como preludio a la crisis económica mundial vivida durante la década de los 30 y conocida como la Gran Depresión, periodo durante el cual las bolsas estadounidenses perdieron de media un 80% de su valor.
Aquel 19 de octubre, los inversores perdieron más de 500.000 millones de dólares en un solo día en la bolsa neoyorquina. El pánico no tardó en extenderse con rapidez al resto de mercados financieros.
Warren Buffett perdió 347 millones de dólares; Bill Gates, 255 millones de dólares; y la familia de Sam Walton, fundador de los almacenes Walmart, vio cómo su riqueza menguaba en 1.750 millones de dólares.
La caída comenzó en Hong Kong, se propagó hacia el oeste a través de los husos horarios internacionales… llegó a Europa y, por último, a Estados Unidos.
De hecho, más allá de Wall Street, entre los descensos más acusados destacaron los del índice japonés Nikkei 225, que bajó un 14,9%, y los del británico FTE-100, que cedió un 12,2%.
En horas, la bola de nieve se transformó en una gran ventisca. Cuentan las crónicas de la época que un fallo en el novato mercado electrónico (por aquel entonces acababa de aterrizar en Wall. Street) y en el mercado de derivados fueron la chispa que dispararon las alarmas. Fue la excusa, o eso dicen.
Las causas todavía no están muy claras. En un primer momento, muchos, la mayoría. Miraron y “atacaron” a. La Reserva Federal. Hacia apenas unos días Alan Greenspan había tomado posesión como presidente del banco central estadounidense en sustitución de Paul Volkner.
Nada más acceder al cargo, Greenspan sabía que se avecinaban tiempos difíciles. En el último año, la tasa de inflación había pasado del 1,9 al 3,6% y Wall Street, decía, pasaba por un episodio “especulativo”.
Las respuesta que se dan no satisfacen a nadie. Hoy este debate sigue candente. Muchos dicen que fue porque el mercado, podríamos decir, estaba “gritado”. Máximos en bolsa, depreciación (pronunciada) del dólar, subida del crudo y materias primas y un ingrediente más. Alta volatilidad. ¿A que les suena todo esto? Es exactamente lo mismo que nos pasa ahora. Aunque tranquilos, los que saben dicen que lejos de que pase esto, será todo lo contrario.
Y es que hay que remarcar que hay diferencias notables con el actual panorama (al igual que similitudes). Los tipos de interés, por aquel entonces, andaban de escalada (hoy congelados, aunque con proyecciones de subirlos de aquí a no mucho más tiempo) y, bueno, que la tecnología ha avanzado.
Metaverso, inteligencia artificial, big data… triunvirato que promete hacer ganar al mercado y que por aquel 1987 era impensable.
En el ‘Lunes Negro’, el mercado negociaba 604 millones de acciones mientras que ahora el NYSE negocia de media más de seis millones de títulos al día.
Los inversores de aquellos años recuerdan las sensaciones que se vivían en aquellos días. “El día 20 nos fuimos muy temprano al parqué a intentar vender lo que se pudiera, porque en algunos valores no había liquidez”, remarca en una entrevista con El Economista el presidente de Inverco, Mariano Rabadán.
Y entonces la FED habló: “La Reserva Federal, de acuerdo con sus responsabilidades como banco central de la nación, ha afirmado hoy su disponibilidad para servir como fuente de liquidez con el fin de apoyar el sistema económico y financiero. Eso fue todo. Y la verdad es que este lacónico mensaje calmó los ánimos. A diferencia de 1929, cuando la dura actuación de la Fed agravó la crisis, la institución dijo que estaba preparada para actuar como prestamista de último recurso”.
El temor a que el Lunes Negro degenerara en otra Gran Depresión se desvaneció en meses. Pero el poso quedó ahí. Y los mercados actuaron, tal y como nos recuerda Ricardo González, para que algo parecido a esto no volviese a ocurrir.
1987 puso la primera piedra del mercado del próximo siglo.
Nadie ha negado, niega, ni negará que los meses y años anteriores al hundimiento bursátil de 1987 estuvieron caracterizados por una intensa especulación, pero la raíz del problema todavía no se ha descubierto. Y eso es lo que más escama a los expertos.
Tras el crash de 1987 el Dow Jones protagonizó, aunque en más tiempo, un rally hasta marcar nuevos máximos históricos de aproximadamente el 87%. Posteriormente asistimos a una corrección de un 22%. El otro gran crash del mercado. El de 2007. Entonces protagonizó el Dow Jones el primer gran rally en su reestructuración de aproximadamente el 99%. Posteriormente, eso sí, asistimos a una corrección de un 19%.
¿Y con la pandemia? Un año después del confinamiento, las acciones han ganado un 79% desde mínimos y el mercado está, como hemos dicho, en una más que sólida posición para seguir creciendo de la mano de la industria, le energía o las materias primas.
A medida que el mundo cambió, también lo ha estado haciendo el mercado.
22,6% este fue el desplome aquel “Lunes Negro” de hace ahora 34 años sigue grabado a fuego en la memoria. Ninguna otra sesión, ni siquiera durante el crack de 1929, ni siquiera con perdón de la pandemia de la COVID-19 han conseguido igualar estos descensos de 1987. Ningún otro día, por el momento, le han arrebatado al 19 de octubre de aquel años de este “dudoso honor”.