Optimismo para las plazas asiáticas, donde el Nikkei en Tokio sube un 0,7%, el Hang Seng de Hong Kong lo hace casi un punto porcentual, y el Kospi surcoreano o el ASX de Australia se anotan algo más de tres décimas. En China continúan con las reformas regulatorias para evitar el fraude en bolsa. Esta mañana la nueva normativa ha tenido su segunda lectura parlamentaria, por lo que el nuevo proyecto de ley verá finalmente la luz el mes que viene, en apenas cinco días. Pretenden reforzar las normas que previenen el uso de información privilegiada, y prohibir que los grandes operadores puedan realizar transacciones a través de cuentas personales y con ello sea más difícil perseguir después el rastro del dinero. Es la forma que tiene China de protegerse de caídas y movimientos excesivamente especulativos como los que vimos en el verano de 2015.


Todavía en el gigante asiático, en el ámbito empresarial, tras el cierre de las acereras ayer por manipular los precios, y tras los recortes en la producción de acero que ha llevado a cabo el gobierno en el último mes, esta mañana veíamos los efectos en el mercado, con subidas en el acero que probablemente se extenderán a la sesión europea. En lo tocante al sector del automóvil, esperan vender 35 millones de vehículos hasta 2015, y el gobierno quiere que la quinta parte de esas ventas sean vehículos eléctricos producidos en el país.

Respecto al apartado macroeconómico, dos asuntos. Corea del Sur ha elevado su previsión de crecimiento para el primer trimestre de este año al 0,7%, por lo que revisa también su objetivo anual esperando un crecimiento del 2,6%. Y en Japón, el vicegobernador del banco central, Kikuo Iwata, ha explicado esta mañana que su organismo está llevando a cabo varios simulacros para evaluar qué pasaría si retirasen los estímulos económicos. Contemplan un escenario de recortes abruptos y otro de retirada paulatina de esos estímulos económicos. Todavía no han dado los resultados de esa especie de test de estrés pero asegura Iwata que no están pensando en cambiar su política acomodaticia, que es solo “un ejercicio prudente de control bancario”.