Con sus casi 3.000 millones de dólares de fortuna personal, Daniel Loeb ocupa el número 745 en la lista Forbes de los hombres más ricos del mundo. A sus 55 años, el inversor activista gestiona 15.000 millones de dólares en el ‘hedge fund’ que él mismo fundó, Third Point.
Es conocido por invertir dinero en ciertas compañías con problemas, promover cambios en su equipo de gestión y conseguir que las empresas vuelvan a ser rentables.
Lo que intenta hacer ahora con Nestlé, en la que ha invertido 3.500 millones de dólares para hacerse con el control del 1% de la compañía, lo ha hecho ya varias veces en el pasado.
Lo hizo en Yahoo! en 2012. Adquirió a través de Third Point el 5,8% de la compañía. Forzó la salida del CEO, Scott Thompson, y se unió al consejo junto a dos hombres de su confianza. Se nombró entonces a Marissa Meyer en sustitución de Thompson y poco después Loeb abandonó la empresa y vendió sus acciones de nuevo a Yahoo.
Loeb es conocido también por estar detrás de la fuerte disputa en el seno del consejo de la casa de subastas Sotheby’s en 2013. Third Point compró el 9,3% de la empresa y criticó duramente la gestión de la misma, pidiendo fuertes cambios en su estrategia.
El equipo directivo intentó impedir que Loeb pudiera elevar su participación por encima del 10%. Tras una demanda por parte de Third Point, ambas partes llegaron a un acuerdo por el cual Loeb y dos de sus hombres entraron en el consejo. Finalmente, el CEO de Sotheby’s, Tad Smith, dejó su puesto después de 35 años en la compañía.
Análisis de la operación de Nestlé
La forma de actuar de Loeb es común a varios importantes inversores en todo el mundo. Según José Iván García, de Kau Markets EAFI, el activismo es la forma de ‘value investment’ más clásica que existe. Asegura que la mayor parte de los inversores activistas busca relanzar empresas y conseguir liquidez.
García considera que Loeb ha hecho una inversión inteligente en Nestlé. Escucha el análisis de José Iván García, de Kau Marteks EAFI en el programa Mercado Abierto de Capital Radio.
El inversor activista que quiere cambiar la receta de Nestlé
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