Semana de turbulencias en Estados Unidos a cuenta de qué hacer con los impuestos en aquel país. Una semana después de la presentación del plan de inversión en infraestructuras de casi 3 billones de dólares que Joe Biden dijo querer financiar mediante subidas de impuestos, la Casa Blanca se encuentra con posiciones encontradas. ¿Qué dicen de todo esto los republicanos? ¿Y los empresarios?
Se lo contamos en este podcast de Mercado Abierto:
Con el "no" de los republicanos en las cámaras legislativas del país, la administración de Joe Biden quiere conseguir el apoyo del mundo
- ¿Tiene Wall Street miedo del equipo económico de Joe Biden?
- ¿Será capaz Biden de invertir los 3 billones de dólares que promete en infraestructuras?
En el plano político, como sucede en la mayoría de los temas, la oposición está de frente. Los republicanos dicen no querer, ni de lejos, que Joe Biden suba, como ya ha anunciado, el impuesto de sociedades del 21% al 28%, incremento que, pesar de todo, no llega al máximo registrado durante la legislatura de Barack Obama de casi el 35%.
Plan que los republicanos no están dispuestos a aceptar, pero que Biden, dice ahora "estar dispuesto" a negociar. Y es que los “elegantes” critican que el plan financiera demasiados proyectos que, en su opinión, quedan fuera de la definición de infraestructura.
De hecho el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell ha llegado a calificar el plan como un “caballo de Troya” para las políticas liberales ya que, apuntan, desalentaría a las multinacionales estadounidenses a llevar a aquel país sus inversiones y, por lo tanto, critican, se incrementaría la evasión fiscal y promovería la inversión en el extranjero.
Impuestos "made in America"
Este plan tributario “made in America” requeriría la aprobación final del Congreso y el Senado en un país polarizado en torno a dos grandes partidos que no dan su brazo a torcer.
Lo cierto es que según los datos publicados en las últimas horas por el Departamento del Tesoro, los ingresos por impuestos corporativos en los Estados Unidos se encuentran en mínimos históricos y muy por debajo de lo que se recauda en otros países.
En 2017, el presidente Donald Trump puso en marcha una “revolución” fiscal que redujo la tasa corporativa del 35% al 21% con lo que se intentó intentó disuadir a las empresas de mantener sus ganancias en el extranjero para evitar los impuestos estadounidenses.
La legislación tuvo el efecto contrario, argumenta el Departamento del Tesoro de Biden, porque exime el primer 10% de los rendimientos de los activos extranjeros de los impuestos estadounidenses, un nivel alto para la administración demócrata, y grava las ganancias por encima de eso.
Apoyo internacional
Y visto que en Estados Unidos falta apoyo, a principios de esta semana: ¿qué hicieron los demócratas? Tratar de buscar el soporte en la comunidad internacional. ¿Y hacia dónde miraron? Al G20, la cumbre internacional donde están representados, en la teoría, los 20 países más desarrollados del mundo a los que se les ha propuesto armonizar el impuesto de sociedades a nivel mundial con un tipo mínimo y común. Propuesta que dice Yellen, ya se está estudiando.
Y todo esto a pesar de que unos días antes, llamaba a la calma y a no subir los impuestos a la ligera.
Bien es verdad que la secretaria del Tesoro, horas después, reculó y ante el Consejo de Asuntos Globales de Chicago dijo que era el momento de poner fin a una “carrera de 30 años a la baja” entre las diferentes regiones del mundo.
En Europa, al menos, ya cuentan con el apoyo de las instituciones comunitarias. En un comunicado, la Comisión Europea decía estar dispuesta a dar un impulso a una medida como esta e incluso ponía fecha, este mismo verano. Con todo y con ello, en Bruselas le recuerdan a Washington que la fiscalidad de la economía digital es de “máxima prioridad”.
Apoyo del FMI
Desde el FMI también se han posicionado sobre la propuesta que este lunes lanzaba la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, sobre la armonización del impuesto de sociedades a nivel mundial con un tipo mínimo y común. Para la economista jefe del FMI, Gita Copinah, esta es una buena noticia ya que, dice, desde el organismo siempre han estado a favor de esta medida.
Sin embargo, consciente de que esta medida es todavía un “imposible” en el imaginario colectivo, desde el organismo internacional se inclinan, antes de nada, por imponer un impuesto “temporal” a las rentas altas y las compañías que han prosperado durante el coronavirus que, dicen, deberían pagar impuestos adicionales en solidaridad con los más afectados por la pandemia.
Así de claro ha sido el director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Vitor Gaspar: "Para ayudar a hacer frente a las necesidades de financiación relacionadas con la pandemia las autoridades podrían considerar una contribución temporal para la recuperación poscovid aplicada sobre las rentas altas y la riqueza”.
La fuerza de la empresa
¿Y qué dicen los empresarios? Las opiniones están divididas. Pero el más representativo del país, el fundador de Amazon, Jeff Bezos, manifestaba hace dos días en un comunicado su apoyo al plan de inversión en infraestructuras de 3 billones de dólares propuesto la semana pasada por el presidente, Joe Biden.
Cabe decir que esta apoyo no es menor ya que en los últimos meses Amazon se ha enfrentado a un escrutinio sobre su historial fiscal, incluso por parte de la administración de Biden. De hecho el mayo pasado, Biden, entonces candidato presidencial y la semana pasada en la presentación de su plan aseveró que Amazon “debería comenzar a pagar sus impuestos”.
Apoyos que, si bien no son definitivos, sí que son importantes ya que, como en otros muchos casos, empresas como Amazon abren el camino.