Es una caída poco habitual, difícil de ver, pero posible. Un cometa Halley que probablemente habrá incendiado las oficinas del departamento financiero de una compañía que en estos instantes vale un 98% menos que hace 24 horas. El fabricante de productos de grafito Sanergy Group se desplomaba hasta los 0,325 dólares de Hong Kong antes de que se suspendiera la cotización este martes, borrando de un plumazo 20.100 millones de dólares hongkoneses, más de 2.500 millones de dólares americanos, del valor de mercado de la empresa. Su recorte ha empujado a la baja al Hang Seng, un 0,2%. ¿Cómo se explica el caso?
Este martes una empresa relacionada con el grafito revolucionaba la Bolsa de Hong Kong después de caer un 98%.
Todo empezó con un comunicado
Pues bien, el germen ha sido un comunicado de la Comisión de Valores y Futuros (SFC) del país asiático afirmara que el 90,2% de las acciones de Sanergy estaban en manos de un pequeño grupo de inversores, una estructura que podría suponer un riesgo para los minoristas.
El comunicado cita: “Los accionistas y posibles inversores deben ser conscientes de que el precio de las acciones podría fluctuar sustancialmente, incluso con un pequeño número de acciones negociadas, y deben extremar la precaución al negociar con las acciones”. En concreto, son 26 accionistas quienes tienen el 85,32% de las acciones.
Otautahi Capital, una empresa de inversión neozelandesa, posee el 57,67% de los títulos. Esta firma está relacionada con Hou Halong, miembro del consejo de administración de Sanergy. Además, es cuñado del director de tecnología de la compañía, según los registros de la Bolsa de Hong Kong.
Teniendo en cuenta que el 4,88% de las acciones está al margen de los sistemas bursátiles, solo el 9,8% de los títulos de Sanergy están en manos de otros accionistas ajenos a ese grupo de 26.
Para más inri, en agosto Sanergy emitía un profit warning en el que la empresa afirmaba que espera registrar unas pérdidas de hasta 16,5 millones de dólares en el primer semestre de 2024, frente a las pérdidas de 4,2 millones de dólares del mismo periodo del año anterior.
La drástica caída continúa la montaña rusa en la que se han convertido las acciones, que habían subido más de un 400% en tres meses hasta mediados de agosto. La salvaje oscilación pone de relieve los riesgos que plantea una franja de valores de pequeña capitalización que cotizan en la ciudad, y que ahora se enfrentan a un mayor escrutinio por parte de los reguladores en su intento de erradicar las malas prácticas y proteger la confianza de los inversores.