Habrá adelanto electoral en Alemania. Ya es un hecho después de la derrota de Olaf Scholz en la moción de confianza a la que se presentaba este lunes en el Bundestag. El fracaso de la ‘coalición semáforo’ de Gobierno que formaban los Socialistas del SPD, los Liberales (FDP) y Los Verdes tras el despido del ministro de Finanzas liberal, Christian Lindner, por diferencias con el canciller en materia presupuestaria, condenaba a este Ejecutivo después de más de tres años de vida.
Ahora, el presidente de la República, Frank-Walter Steinmeier tendrá que disolver las Cámaras y fijar fecha para los comicios, que se celebrarán, si nada cambia, el 23 de febrero.
El presidente de la República, Frank-Walter Steinmeier tendrá que disolver las Cámaras y fijar fecha para los comicios, que se celebrarán, si nada cambia, el 23 de febrero
Los asuntos pendientes
Conocedor de su derrota, Scholz ha planteado su intervención como un primer mitin electoral. El todavía canciller ha abogado por inversiones masivas para relanzar la economía alemana, mejores salarios y pensiones estables.
Defiende que Alemania necesita crecer, pero para ello ha señalado a las infraestructuras.
¿Y quién va a pagar todo esto? Pues Scholz plantea emitir más deuda. Precisamente ese fue uno de los grandes puntos de conflicto con el ministro de Finanzas.
El próximo canciller tendrá que hacer frente a la horda de retos que se han acumulado en los últimos años. Entre ellos, la crisis energética, la guerra en Ucrania o la competencia desleal procedente de China como la fábrica del mundo.