Madrugada con datos negativos en Japón, donde esta mañana el ejecutivo nipón defiende precisamente sus esfuerzos económicos. En China, protagonismo para el mercado energético, donde Noble se deja más de un 30% tras un revés corporativo.
En Japón, el PMI manufacturero (índice de actividad que mide la fuerza del sector manufacturero y sirve como medida de la salud del mercado laboral) se queda en 52 puntos en el mes de mayo. Es su menor nivel en los últimos seis meses, pero continúa por encima de los 50 puntos que marcan la expansión, por lo que el gobierno confía en que continúe la recuperación. De hecho, el ministro de finanzas nipón, Taro Aso, antes de viajar a Sicilia para la cumbre del G-7, ha dejado caer que aunque espera que se modere el crecimiento, tiene plena confianza en que seguirá siendo positivo en la segunda mitad del año, y que lograrán además que la inflación también aumente. Otro dato que refleja esa desaceleración a la que puede enfrentarse Japón en la segunda mitad del año es el índice completo de actividad industrial, que cayó un 0,6% en marzo. Dato negativo para unas empresas que en el mes de junio deberán subir los salarios por ley. Unos salarios que ya crecieron en 2016 en términos reales por primera vez en seis años. Y que el gobierno espera que vuelvan a subir este 2017 para que repunte el consumo y con él lo haga también la inflación.
En China, las exportaciones de diésel cayeron en abril un 1,1% respecto al mismo mes de 2016, aunque las exportaciones de gasolina subieron casi un 30%. Ha caído la producción de la mayoría de las refinerías, en un recorte de producción en teoría planificado, pero que está haciendo polvo los márgenes de algunas compañías. Noble, por ejemplo, presentó pérdidas este año y espera que los dos próximos años lleven el mismo rumbo, por lo que Sinochem ha retirado su interés por hacerse con una participación, y eso penaliza (con caídas del 32%) a Noble.
Crónicas asiáticas: Japón crece a pesar de los datos macroeconómicos
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