El último mes y medio quizá sea, para Abengoa, el último mes y medio de su existencia. Esto son palabras mayores para un accionista, que se lo juega todo si su compañía quiebra. Por eso se podría esperar que durante ese tiempo los inversores hayan huido de la compañía en masa. Pero solo una parte de esa afirmación es cierta.
Te contamos cómo fue la reacción de los accionistas de Abengoa al tercer plan de rescate en este podcast de Expediente Abierto.
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Desde el 20 de mayo de 2020, cuando Abengoa anunció su tercer plan de rescate en cinco años, la acción de clase B se ha desplomado algo más de un 30%.
Este es un porcentaje de pérdida importante. Sin embargo, debemos ponerlo en perspectiva. Índices como el Ibex 35 llegaron a caer más de un 30% en 2020 por la pandemia del coronavirus. Aunque no podemos obviar que los índices no recogen tanta volatilidad como los valores concretos.
Por ejemplo, Telefónica llegó a caer en torno a un 30% durante la crisis provocada por la pandemia. Sin embargo, no es de las que más perdió puesto que su negocio no se veía amenazado por el coronavirus. Ese es el caso de IAG, que se llegó a desplomar casi un 80% porque su negocio se vio totalmente paralizado.
¿Por qué la reacción de Abengoa a una posible quiebra no se parece siquiera a la amenaza que supuso el coronavirus para IAG, que tuvo bloqueado todo su negocio durante meses?
Sorprende también que durante la sesión de este lunes, las acciones de clase A de Abengoa hayan llegado a subir más de un 13% cuando quedan 24 horas para que acabe el plazo de negociación del plan de rescate con acreedores.
Sin embargo, este no es el único día que Abengoa ha despuntado en bolsa en este último mes y medio. También sucedió el 23 de junio, cuando las acciones se dispararon un 15% sin ningún motivo aparente. Lo mismo pasó el 29 de junio, cuando repuntó un 8,5% al cierre sin ninguna gran información que impulsara esta reacción.
Además, ha habido jornadas con noticias negativas para el futuro de la compañía en las que los inversores de Abengoa no han reaccionado con el miedo que se podría esperar. Por ejemplo, cuando el 30 de junio se confirmó que la fecha objetivo para llegar a un acuerdo de rescate había saltado por los aires, la compañía se cayó solo un 2,6% al cierre.