Los ministros de economía de la UE se reúnen esta semana con un tema clave sobre la mesa: avanzar en la negociación de unas nuevas reglas fiscales. Una revisión de las normas europeas de control del déficit y de la deuda que siguen dividiendo a los 27 y que ponen contra las cuerdas sobre todo a Italia, el país que más se juega en este tema.
Hablamos de la situación del país de la mano de Alfonso Jesús Torres, director del grado de ADE en UNIE Universidad.
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Este 9 de noviembre, día de la reunión de los ministros de economía de la UE, es la fecha clave para avanzar en la reforma de las reglas fiscales. Lo comentamos con Alfonso Jesús Torres, director del Grado de ADE en UNIE Universidad.
La Comisión Europea ha advertido este miércoles a los países de la Unión Europea (UE) de que el tiempo para lograr un acuerdo sobre las nuevas reglas de control del déficit y la deuda "no es ilimitado" y les apremió a alcanzar un pacto antes de finales de año.
Los titulares de los Veintisiete debatirán mañana el último documento propuesto por España, como presidencial temporal del Consejo de la UE, para una posible "zona de aterrizaje" de una reforma que todavía divide a los socios entre los partidarios de una mayor disciplina presupuestaria y los que reclaman más margen para la inversión.
El documento elaborado por la presidencia española para la reunión intenta conciliar las posturas de Alemania y Francia, que lideran respectivamente los dos grandes grupos en los que se dividen los Veintisiete sobre el sentido de la reforma del Pacto de Estabilidad.
Las cuestiones más polémicas siguen siendo, por un lado, el grado de disciplina fiscal que el nuevo marco exigirá a los países y, por otro, el espacio que dejará para que los gobiernos realicen inversiones en prioridades comunes como la transición ecológica, la digitalización o la defensa.
Alemania, en pie de guerra
Alemania pone el acento en el primero de los aspectos y quiere que incluso se obligue los Estados con menos desfase en sus cuentas públicas que guarden un colchón presupuestario para momentos de crisis.
Berlín, con el apoyo de otras capitales como La Haya o Estocolmo, también quiere que la sostenibilidad de la deuda pública sea el principal factor a tener en cuenta cuando se evalúe si se debe abrir un procedimiento por déficit excesivo contra un país que incumpla su senda de ajuste.
En el lado opuesto de la negociación, el de los incentivos para realizar inversiones, emerge el consenso de que los países puedan ampliar de cuatro a siete años el horizonte temporal de su senda de ajuste si llevan al día las reformas e inversiones recogidas en su plan nacional de recuperación.
También se plantea que el gasto incurrido en reforzar la seguridad y la defensa nacional en un periodo concreto cuente como un factor atenuante al evaluar la apertura de un expediente a un país incumplidor.