Hoy va a tener lugar una vista que, seguramente, ponga fin a un capítulo muy complicado de la empresa fabricante de dichos componentes para vehículos.
Hasta ahora lo que hemos visto ha sido un goteo incesante de casos por dichos defectos que han causado, solamente en los vehículo de la empresa Honda, 13 muertes y 180 heridos. Esto supuso una condena en el ámbito penal por la justicia americana de 1 billón americano de dólares.
Son muchos más los perjudicados. Podría incluso doblarse la cifra, y ha dado lugar también a la mayor campaña de recogida de vehículos y componentes de la historia. Se calcula que cuando acabe este año sumarán más de 66 millones de airbags. Y estamos hablando de cifras únicamente de EEUU, que es donde se está cerrando este capítulo del caso.
Hay un principio de acuerdo para que Takata salga del concurso en el que está inmerso. Los abogados de las víctimas y 13 de los fabricantes han acordado la creación de un fondo, con la parte del negocio viable que Takata todavía dispone y nada tiene que ver con esta línea de productos inflables. Va ser vendida a la filial americana del gigante chino del sector de la automoción Ningbo Joyson Electric Corp.
El fondo alcanzará los 1.588 billones americanos de dólares que se añadirán a la cantidad de otros 130 millones que aportarán los fabricantes.
Y, ¿qué supone esto para los afectados? Las indemnizaciones varían en función del daño pero discurren entre los 10,000 dólares por simples abrasiones y los 5 millones en el caso de fallecidos.
En conclusión, asistimos al final de una empresa y de una línea de negocio que resultó algo más que desastrosa empresarialmente hablando.