Una de las citas indispensables es recorrer la ruta de Federico García Lorca. Una forma muy especial de sentirse protagonista de los momentos más representativos de su vida en una ciudad que ha estado muy vinculada con el escritor durante toda su trayectoria. ¿La primera parada? Sin lugar a dudas, el ‘teatrillo del Palace’. Un lugar cargado de historia en el que Lorca, junto a Manuel de Falla, presentó el primer Concurso de Cante Jondo en 1922 y en donde en 1929 le rindieron homenaje por el éxito de ‘Mariana Pineda’.
Capítulos que continúan en la que fue la casa de verano del escritor y su familia desde 1926 a 1936, la Huerta de San Vicente. Una parada llena de valor histórico, pues aquí fue donde Lorca pasó los días previos a su detención en la Guerra Civil española, y donde escribió algunas de sus obras más célebres como ‘Así que pasen cinco años’. También el carismático restaurante andaluz de época, Chikito, se posiciona como parada obligada. Aquí estuvo el Alameda, el café más popular de la época, en el que el poeta y sus amistades más íntimas se autodenominaron ‘El Rinconcillo’, debido al lugar que ocupaban en él. Los pasajes siguen en estancias como la Calle Mesones que el poeta recorría cada día de camino a la universidad, el histórico Centro artístico, literario y científico de Granada, junto a Puerta Real, la Plaza del Campillo, donde se ubicaba el café Alameda y el Teatro Cervantes donde estrenó ‘Mariana Pineda’ con Margarita Xirgù.
La segunda ruta nos traslada hasta el barrio del Albaicín, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994. Calles empedradas llenas de encanto a través de las que sentir la arraigada influencia árabe que todavía permanece en su trama urbana, intacta desde el período nazarí. El carmen es la vivienda tradicional del barrio, que se caracteriza por separarse de la calle por tapias blanqueadas de dos metros de altura, invadidas por una frondosa vegetación llena de color, parte del jardín que contienen en su interior, además de un huerto que cultivan los propietarios de cada carmen. El Albaicín es un mundo aparte dentro de la ciudad, un recorrido muy especial para viajar en el tiempo, listo para ser descubierto desde su parte más baja en el río Darro, para indagar los pasadizos de su zona central visitando sus monumentos más históricos hasta llegar al Mirador de San Nicolás, la parte más alta. Un lugar desde donde el visitante puede ser partícipe de una de las imágenes más espectaculares de la Alhambra de Granada y los Jardines del Generalife, y de una de las puestas de sol más bonitas del mundo.
Aquí es donde encontramos la tercera y última ruta. Otra parte de Granada que derrocha magia e historia, en la que el visitante se pierde entre un oasis de belleza natural inigualable. Los Jardines del Generalife y la Alhambra de Granada, declarados Patrimonio de la Humanidad en 1984, son un reclamo turístico internacional. El Generalife, de estilo nazarí, fue construido entre los siglos XII y XIV y fue el palacio utilizado por los reyes musulmanes como lugar de descanso, situado en el cerro del Sol. Una villa rural formada por jardines, patios y edificaciones situados al otro lado de la muralla de la Alhambra. Uno de sus jardines más emblemáticos, el Patio de la Acequia, es una estancia idílica para pasear entre naranjos, rosales y cipreses, dividida en dos partes por un canal que lleva las aguas de la acequia de la Alhambra.
Tras visitar el atractivo de los Jardines del Generalife, llega el momento de conocer el Palacio de La Alhambra de Granada para pasear y fantasear con los innumerables relatos de sus cientos de años de historia. Situada al frente de los barrios del Albaicín y la Alcazaba, desde ella se puede contemplar toda la ciudad y la vega granadina. Un sueño para los amantes del arte, que pueden deleitarse en cada esquina del monumento por pequeña que sea a través de su arquitectura nazarí.
Y todo ello al alcance del emblemático Hotel Alhambra Palace. Con su estratégica situación junto a la Alhambra, el establecimiento es arte, historia y gastronomía; un lugar en el que el viajero está rodeado de una inmensa oferta cultura. El cinco estrellas más antiguo de España tiene una dilatada trayectoria que ha evolucionado al compás de la ciudad.