Por Diego Rino
Tengo un amigo que no sabe escupir mientras corre. No es que lo haga muy a menudo, pero rara es la carrera que no acaba con algún rastro de babas en su camiseta, pantalón, zapas o (ojo ahí) barbilla. Dice que es que no lo puede evitar, que va tan concentrado con su ritmo que no puede hacer el gesto técnico de escupir hacia un lado. Así que hace un tiempo que dio la batalla por perdida y ya ni lo intenta. O algo así me ha contado.
Así que, si sois como mi amigo, o si os habéis preguntado alguna vez cómo ejecutar este noble arte, os dejo mis consejos para que podáis escupir en carrera con alegría.
1-Valora la urgencia del asunto. Si tienes un poco de babilla, o si es un moquete aislado, lo mejor es que intentes aguantar un poco. No pasa nada por escupir, pero tampoco vamos a estar todo el tiempo lanzando sapos por la boca. Eso no mola nada, así que lo primero es tener un poco de sentido común.
2-No tengas vergüenza. ¿Has visto alguna vez algún partido por televisión? Seguro que tienes en tu mente alguno de los numerosos escupitajos/moqueos que los futbolistas expulsan, casualmente casi siempre que les hacen un primer plano. Si a ellos, que tienen dos millones de cámaras apuntándoles, les da igual, ¿quién eres tú para andar con remilgos?
3-Analiza la composición del elemento a expulsar. El también llamado “pollo” se compone principalmente de mucosidad, se produce en la nariz, garganta o bronquios y, por azares del destino, suele acabar en la boca, desde donde se procede a su expulsión. Pero, al entrar en la boca, se conjuga con otro componente, que será nuestro gran aliado: la saliva.
Los intentos de expulsar un esputo compuesto 100% de mucosidad tienen un alto porcentaje de posibilidades de acabar en lo que los científicos llaman “efecto columpio”, debido a su alto componente pegajoso, que puede dificultar su expulsión del cuerpo en un solo intento. Así que, para evitar que se te quede colgando, procura combinarlo con un poco de saliva, mediante la técnica del enjuagado. Conseguirás un proyectil limpio.
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4-Entrena. Puede parecer una tontería, pero como todo arte en la vida necesita un entrenamiento. Cuando estés corriendo solo (mejor en un parque o montaña que en la acera), no te cortes a la hora de lanzar tus esputos a un lado y a otro. Si te quieres divertir, además, puedes ponerte objetivos como piedras o raíces. ¡Si aciertas 3 de cada 4, estarás preparado para intentarlo en carrera!
5-Decisión. Esto es muy importante. Sobre todo cuando corres con mucha gente alrededor, es posible que se te abra una “ventana” para escupir sin riesgo, pero que dure muy poco. Aprovecha el momento adecuado y ejecuta sin miedo. Sólo un buen escupitajo, con energía y un buen gesto técnico, nos hará tener éxito en nuestra misión.
6-Mira a tu alrededor. Es de buen ciudadano apartarse a un lado de la carrera antes de ejecutar el acto de escupir, para minimizar el número de víctimas colaterales. Nunca intentes, tampoco, un lanzamiento en parábola por encima de los demás corredores, a no ser que quieras tener a alguien dispuesto a darte una torta (lo cual, ojo, puede ser un estímulo para correr más rápido y hacer una buena marca).
7-Pide perdón. En el caso de que falles el tiro y alguien se lleve parte del alienígena que acabas de expulsar, lo correcto es pedir perdón y seguir adelante. Lo lógico es que, como compañero de carrera que es, entienda que es un lance sin más y siga a lo suyo. De la misma forma, si eres tú el sujeto sobre el que cae el sapito, acepta las disculpas y adelante. Sólo en casos de escupidas flagrantes a la cara está permitido el uso de los codos y las zancadillas.
8-Si no lo ves claro, usa una servilleta o pañuelo de papel. Algunos corredores más cuidadosos llevan un kleenex en el bolsillo para estos menesteres. Tú mismo. Estarás contribuyendo a la limpieza de las calles a costa de llenarte el bolsillo de mocos. Cualquiera de las dos cosas tiene solución, así que a gusto del consumidor...
9-Este consejo no es sobre cómo escupir, pero sí para evitar llevarnos las babas de otro en nuestra ropa. Cuidado con los pollos que los corredores han lanzado sobre el asfalto. Intenta no pisarlos porque el “efecto columpio” puede producirse también al pisar un extremo, resultado un moco saltarín que se nos agarre a la zapatilla.
¿Y tú, ¿qué otros consejos / anécdotas tienes acerca de escupir mientras corres? ¿A quién le has escupido (o no) y luego te has arrepentido de ello?
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