Se resuelve la situación del Banco Popular tras ocho días de caída consecutiva en bolsa. Ante la falta de liquidez del banco, la Junta Única de Resolución interviene Popular y Santander pone una oferta sobre la mesa en tiempo récord: un euro por la entidad. Juan Fernando Robles, profesor del Centro de Estudios Financieros, explica que, pese al desplome de las acciones del banco en bolsa, la principal causa de la intervención europea ha sido el déficit insostenible de liquidez que la falta de confianza de los clientes estaba causando en el banco.  


Para Robles, el anuncio hace unos días del organismo europeo de que la situación de Popular estaba en revisión fue una especie de “aviso de navegantes” para los inversores de la situación que se avecinaba. Una solución a la situación de popular era inminente. La gran falta de liquidez provocada por la retirada de dinero de los clientes, el denominado pánico de ventanilla, ha hecho que la situación sea insostenible. Poner Popular en manos de otra entidad ha sido una “solución de emergencia” para evitar la quiebra definitiva del banco.


Un banco español se convierte así en el primero ser intervenido por el organismo europeo de resolución, lo que podría afectar negativamente a la reputación del sistema financiero español en la Unión Europea. Robles confirma que este fallo de reputación se debe sobre todo a la lentitud en la toma de medidas, pero que podría verse compensado por el hecho de que una entidad más grande haya absorbido el banco, lo que demuestra la salud del sistema financiero español. De hecho, otro de los principales motivos de esta solución ha sido actuar como cortafuegos y evitar que la situación de Popular se extienda al resto de bancos españoles. 


De esta manera la situación del banco Popular se resuelve sin suponer una pérdida de dinero para los contribuyentes, al no producirse un rescate con dinero público (bail out). Este era el principal objetivo de la normativa europea sobre rescates bancarios. Por otro lado, la quiebra de popular la han absorbido sus propios inversores, que pierden el dinero invertido en la entidad al perder las acciones su valor en bolsa.