La nueva ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera lo tiene claro: se opone rotundamente al impuesto al sol, un gravamen considerado una de las principales trabas al despegue de esta energía renovable a nivel particular.
Los datos lo ponen en relieve: siendo España el 'país del sol', la realidad es que está a la cola de la energía solar en Europa: en 2017, nuestro país instaló 135 megavatios. Alemania, con un 50% menos de horas de sol, instaló doce veces más: 1’75 gigavatios, según SolarPower Europe, la Asociación de la Industria Fotovoltaica Europea.
¿CUÁNTOS SE BENEFICIARÍAN DE LA RETIRADA DEL IMPUESTO AL SOL?
Las cifras no son muy elevadas. Actualmente, España cuenta con 1187 instalaciones de autoconsumo fotovoltaico, según el Ministerio de Energía a junio de 2018. De esas 1187 instalaciones, 411 no pagan impuesto al sol, haciendo gala del 'vacío legal' de este gravamen: quienes tienen contratada una potencia inferior a 10 kw, se libran del impuesto. Dicho de otra forma: 776 instalaciones se beneficiarían de la eliminación del impuesto al sol.
Dentro de estas cifras, entran tanto las instalaciones para particulares como para empresas. Uno de los sectores más activos es el agrícola, pero otros como el alimentario o el de la hostelería también se han puesto las pilas para introducir medidas de ahorro energético y autoconsumo.
Luego está el tema del coste de la instalación. La cuantía dependerá en gran parte del número de placas necesarias y de la cantidad de energía que se consuma en el hogar. Pero por establecer una media, un kit completo para una familia media española rondaría los 6.000 euros. En él se incluirían 12 paneles solares, un inversor y 8 baterías, entre otros componentes.
En España hay subvenciones a la instalación de placas solares. Las ayudas varían en función de la comunidad autónoma. Por poner algunos ejemplos de las subvenciones ahora activas, en Baleares la cuantía de la ayuda asciende a 827.000 euros, mientras que en el País Vasco la ayuda es de 600.000 euros.