“Derribando muros y creando campeones nacionales, luego europeos y, finalmente, conseguir competir en igualdad de condiciones con gigantes internacionales”, decía Leonardo Del Vecchio, fundador y presidente de EssilorLuxottica al Corriere della Sera en diciembre.
Del Vecchio ha fallecido este lunes en Milán a los 87 años. Figura del capitalismo italiano y responsable de un imperio de las gafas.
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
El multimillonario fue el último de cuatro hermanos de una familia humilde que hizo de su pasión por el diseño y las gafas un negocio que, a pesar de los intentos, no alcanzar los 100.000M$
Accionista, entre otros, de Mediobanca, Generali o Covivio, Leonardo Del Vecchio fue el último de cuatro hermanos. Su padre, Leonardo también, de origen apuliano (de donde el tacón de la bota) murió poco antes él naciera y en su recuerdo llegó el ‘pequeño’ Leonardo.
Míster Luxottica, Leonardo Del Vecchio, migrante a Milán cuando apenas tenía unos meses de vida donde comenzó trabajando en una fábrica de medallas y copas. Después de años compaginando sus estudios de diseño con el trabajo, a los 22 años se fue de viaje.
En 1958 comenzó su camino por la empresa con la apertura de una tienda de monturas de gafas. Tienda que le valió el germen de la fortuna.
Tres años después, estamos ya en 1961, funda Luxottica con catorce empleados y todo un sueño: el de convertirse en uno de los grandes empresarios de la bota italiana que quería mirarse, de tú a tú con la temida Norteamérica.
Siendo el único que controlaba el ‘cotarro’. En 1967 expandión la producción de sus gafas trabajando para terceros hasta que dio un volantazo de 180 grados en la estrategia de Luxottica: comenzó, ensamblando partes individuales de la gafa, a crear monturas y comercializarlas bajo su propia marca.
Tan solo cuatro años después, hace hoy 51 años, Luxottica abandona el negocio de la fabricación para terceros para centrarse en la creación y comercialización de gafas.
Diez años después, Del Vecchio apuesta por el mercado estadounidense. Recurre a Credito Italiano para obtener un préstamo con el que comprar Avantgarde, la marca estadounidense de gafas que le permitió ingresar en la primera economía del mundo.
Comienza la historia en bolsa
En 1990 toca la campana en la Bolsa de Nueva York y comienza a cotizar. Empieza el camino de una gran firma que en diciembre de 2000 aterrizó en la Bolsa de Valores de Milán donde obtuvo, poco a poco, los fondos de miles de inversores confiados en un mercado donde la producción y distribución de las gafas de sol y vista fueron su punta de lanza.
Del Vecchio compró Vogue 1990, LensCrafters en 1995, Ray-Ban en 1999 y Sunglass Hut en 2001. Años más tarde se dedicó a comprar minoristas hasta que en noviembre de 2007 adquirió Oakley, la marca de gafas deportivas más grande del mundo por 2.100 millones de dólares.
Su objetivo, dejó escrito en su día Del Vecchio, era convertirse en un “hábil artesano”. A sí mismo se prometió que nunca más pasaría hambre y que tras haber sido empleado, nunca más tendría que responder ante nadie más que ante sí mismo.
“Siempre me he esforzado por ser el mejor en todo lo que hago, eso es todo”, decía en un evento hace relativamente poco en una tienda de Luxottica en Milán. Él mismo, rememorando tiempos pasados, afirmó que nunca tuvo suficiente y que, todavía hoy, el reto para este empresario era seguir creciendo.
Eso encaja bien con la imagen de un hombre que construyó su fortuna a través de arduos días de 20 horas de trabajo de las que dice no arrepentirse ni un poco, a pesar de que su primera etapa como trabajador lo vio perder parte de su dedo índice izquierdo en un accidente en una fábrica.
Aunque Del Vecchio destaca por lo lejos que ha llegado, comparte parte de su historia con una generación histórica de patriarcas que llegó a dominar la industria italiana de la posguerra. Un grupo en el que quedan grandes figuras del país como el exprimer ministro Silvio Berlusconi, Luciano Benetton y Giorgio Armani, todos los cuales, como Del Vecchio, nacieron en la década de 1930.
Más allá de las gafas
En cualquier caso, más allá de Luxottica, Del Vecchio era el mayor accionista del banco de inversión Mediobanca con una participación de poco menos del 20% y uno de los principales inversores de Generali, la principal aseguradora italiana.
Del Vecchio fue una parte clave de un grupo de inversores que intentó sin éxito forzar la salida del director ejecutivo de Generali, Philippe Donnet, en la primera mitad de 2022. Escaramuzas financieras que no le hicieron desfallecer porque su relato era, siempre, el de salir hacia delante.
Aun así, antes de abandonarnos Del Vecchio no ha conseguido alcanzar el hito de hacer de Essilor Luxottica una empresa valorada en más de 100.000 millones de dólares, pero bien es verdad que a pesar de que el acogido milanés se haya ido sin hacer de su marca un trofeo sí que nos deja habiendo dejado marca.
El estilo italiano es marca de la casa y exportarlo al mundo la gran tarea que se le encomendó a este empresario que nunca miró atrás, ni siquiera, para coger impulso.