La reputación corporativa es un juicio colectivo que se tiene sobre las empresas en función de los impactos financieros, sociales o ambientales que se les atribuyen. Esta reputación se construye y se mide en base a una serie de factores: la calidad de la gestión, el talento, la capacidad de innovación, la calidad del producto y la solidez financiera. "Se trata de un intangible que permite establecer un ranking y eso repercute en valores tangibles de la compañía como el coste de financiación", explica Garrido.
"Si no apareces en ningún ranking, tienes un problema, porque se hace mucho más difícil negociar las comisiones de financiación", asegura el subdirector del servicio de estudios de BME.
Encontramos ejemplos de esos rankings en EEUU, con su lista de las empresas más admiradas o en España, con su monitor de reputación corporativa. "Esas listas ordenan a las compañías en función de los valores que se les asignan a cada una de las cualidades que se han puesto en foco", señala Garrido.