El Airbus A380 despegó por primera vez un 27 de abril de 2005. Fue su vuelo inaugural. Nunca antes un avión comercial de ese tamaño había surcado los cielos: cerca de 70 metros de longitud, 25 de altura, una envergadura de 80 metros y un peso de 270 toneladas. Asombró a todo el mundo y fue una demostración de fuerza y un símbolo de poderío de Europa frente a EEUU. El A380 conseguía lo que muchos consideraban imposible: superar al famoso “Jumbo” el 747 de la aeronáutica Boeing, hasta entonces el avió de pasajeros mayor del mundo. Un triunfo forjado en la entrañas del viejo continente, con Reino Unido, Francia, Alemania y España encargándose de la construcción del aparato.
Dos años después, el A380 hacía su primer viaje comercial con pasajeros. Fue el 25 de octubre de 2007, 10 días después de que Airbus entregara el primer avión a Singapore Airlines. El vuelo SQ380 realizó el trayecto entre Singapur y Sydney.
Singapore Airlines, Emirates, Lufthansa y Qantas se convirtieron en los principales compradores del A380. Las aerolíneas se apresuraron a cerrar contratos con la aeronáutica europea. Esperaban reducir costes e incrementar sus beneficios. El año de su primer vuelo comercial, Airbus ya había recibido 189 pedidos de la aeronave. En 2007 entregó el primero, en 2008 fueron 12 y en 2014 alcanzaron los 30. En 2016 repetían número de entregas, y nunca han superado esa cifra en un año. 2013, mientras, registró el mayor número de pedidos del avión, un total de 42. Desde entonces, el declive ha sido notable y las cancelaciones de pedidos han marcado el destino del programa A380.
El tráfico aéreo crece, pero la demanda de las aerolíneas se está decantando sobre todo por aviones de tamaños menores con dos motores en lugar de los grandes aparatos de cuatro motores como el A380. Un avión de 544 plazas que resulta rentable cuando viaja lleno, pero que supone un agujero en las cuentas de las aerolíneas por cada asiento sin vender, por el elevado coste de del combustible necesario para mantener un gigante de esas características en el cielo.
Retrasos iniciales
Pero el proyecto comenzó su andadura con retraso y cuando al fin llegó al mercado en 2007 se encontró de bruces con la crisis financiera mundial. Además, su rival Boeing estaba ganando terreno con otro avión, el 787 Dreamliner, más pequeño, diseñado para evitar los aeropuertos clave del A380 y abrir rutas entre ciudades secundarias, en una estrategia conocida como “punto a punto”.
Y es que las ciudades “intermediarias” crecían en importancia frente a las grandes ciudades. La propia Airbus tuvo que impulsar el negocio de otro de sus aviones para cubrir esa creciente demanda: el A350. Se situó como el mayor rival del 787 de Boeing pero, paradójicamente, se convirtió también en un fuerte competidor del A380.
Airbus aseguró en los inicios del A380 que esperaba vender entre 700 y 750 aviones de modelo. El número total de pedidos del avión a lo largo de su vida ha sido de 274, de los cuales se han entregado 234 a los clientes. Hasta 14 aerolíneas tienen algún A380 en su flota, un avión que en los últimos años se vendía por unos 440 millones de dólares. Pero Airbus no va a fabricar más. En 2021, cuando entregue el último, la historia oficial de la mayor aeronave de pasajeros de la historia habrá llegado a su fin.