La autoproclamación de Guaidó tiene que ver con el hartazgo de lo que queda de la población venezolana. La economía del país está en una profunda recesión y su inflación es imposible de medir: "se calcula que puede haber estado en torno al 9.000% y ya ha habido que cambiar la denominación de los billetes añadiéndole ceros, es un auténtico disparate desde el punto de vista monetario", explica Martínez Lázaro.
A ello hay que sumar el desabastecimiento: en Venezuela hay hambrunas porque no hay suficiente sustento alimenticio para la gente. Y luego, el petróleo: la producción petrolera ha caído de forma brutal. "De una producción de dos millones de barriles diarios ha caído al millón o incluso por debajo", señala el profesor del IE Business School.
La conclusión: que miremos por donde miremos, no hay por donde coger la economía venezolana.