Lleva años adormilado por los bancos centrales, pero cada vez que se mueve asusta. Así es el mercado de bonos, que ha despertado de su letargo en febrero, cuando las rentabilidades de los bonos se han cuadruplicado en el caso de la deuda española a 10 años.
El culpable de perturbar el sueño del monstruoso mercado de la deuda ha sido el fantasma de la inflación. Pero las víctimas de su desvelo podrían ser los gobiernos, que acabarían "pagando el pato".
Te lo explicamos en este podcast de Expediente Abierto.
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2021 se ha calificado como el año de la recuperación. Con la llegada de las vacunas, se espera que por fin se relajen las restricciones propiciadas por el coronavirus y que los ahorros apilados en las casas de los confinados acaben desembocando en la economía.
El resultado de esta fórmula es "una de cal y una de arena". Si se consigue esa tan ansiada y rápida recuperación, la inflación podría venir detrás. Eso es lo que teme el mercado de la deuda.
Cuando llega la inflación, son los bancos centrales los que salen al rescate de la economía. Una de sus herramientas es la subida de los tipos de interés, que endurece las condiciones de crédito y relaja el sobrecalentamiento económico.
Sin embargo, los tipos de interés están fuertemente ligados a las rentabilidades de los bonos. Si el precio del dinero sube como respuesta a la inflación, también lo hará la deuda. Y ahora son los bonos los que se están adelantando a los bancos centrales por las crecientes expectativas inflacionistas
El "tigre" de la inflación ha despertado
Andy Haldane, economista jefe del Banco de Inglaterra, se ha pronunciado sobre este miedo al repunte de los precios. Citando al economista Friedrich von Hayek, Haldane asegura que controlar la inflación es "como intentar pillar a un tigre por la cola".
"Durante muchos años ese tigre inflacionario ha estado dormido. Pero creo que los efectos combinados de estos grandes shocks y las enormes políticas de apoyo a la economía han hecho que despierte de su letargo", explica. Añade que en este entorno "el acto de domesticación del tigre por parte de los bancos centrales es difícil y peligroso".
La pelota está ahora en el tejado de los bancos centrales. Después del fuerte repunte en los rendimientos de los bonos, los banqueros no han tardado en pronunciarse. Christine Lagarde, presidenta del BCE, confesó hace unos días que el banco está "monitorizando de cerca las rentabilidades de los bonos".
Lagarde y el resto de banqueros centrales tienen varias opciones. Por un lado, pueden no hacer nada y limitarse a 'amansar' al mercado de la deuda mediante un compromiso puramente verbal.
Sin embargo, la opción más radical es la de actuar y restringir sus políticas acomodaticias para capear la inflación, lo que terminaría disparando más los rendimientos de los bonos.
Andy Haldane, del Banco de Inglaterra, cree que lo más peligroso sería lo primero: no hacer nada y dejar escapar al tigre de la inflación. "Para mí el mayor riesgo actualmente es el de la complacencia de los bancos centrales que permitiría al gran gato de la inflación salir fuera de su jaula", revela.
Para Félix López, socio-director de ATL Capital, los bancos centrales "no deberían de permitir un repunte tan agresivo de los tipos a medio y largo plazo que puedan poner en peligro esa recuperación económica por la posibilidad de que haya un desequilibrio financiero en los próximos trimestres".
Pagar más por la deuda en un mundo hiper endeudado
La víctima en última instancia del rally en las rentabilidades de los bonos son los Estados. El precio que pagan para emitir deuda es muy dependiente de las rentabilidades que se manejan en los mercados secundarios. Las ultimas subastas sirven como demostración.
El 17 de febrero Alemania empezó a pagar por la deuda a 30 años por primera vez desde el inicio de la pandemia -desde entonces se habia emitido en negativo-. El día 18 de ese mismo mes España también volvió a emitir bonos a 10 años a un tipo positivo, del 0,17%, frente al -0,016 % de la última puja similar.
En resumen, los gobiernos acaban 'pagando el pato' del temor a la inflación. Y tendrá un precio tan alto que algunos ya han hecho sus cálculos. Bloomberg recoge la estimación del economista jefe de Reino Unido en Bank of America, que calculó que el repunte del rendimiento de los bonos de las últimas semanas añadiría 10.000 millones de libras al endeudamiento del gobierno británico.
El peso de la deuda ya es muy elevado en muchas economías. A cierre de 2020, la deuda del Estado español se situaba en el 117% del PIB. Si se hacen los cálculos, cada ciudadano debe casi 28.000 euros por el endeudamiento del Estado.
Pero lo más preocupante es que el endeudamiento actual es mucho mayor que el de la última vez que los bancos centrales replegaron velas acomodaticias en el año 2013. Entonces la deuda global ascendía a 210 billones de dólares. A día de hoy esa cifra supera los 280 billones, un tercio más que hace ocho años.