Quedan menos de 24 horas para que la pelota comience a rodar en el Accor Stadium. El pitido inaugural del primer mundial femenino que se organiza en dos países diferentes. Australia y Nueva Zelanda acogen a 32 selecciones que lucharán por el trono mundial, con menos gente de la esperada pendiente de los partidos. Tras el inesperado éxito de audiencia que tuvo la Copa del Mundo de Fútbol femenino Francia 2019, el organismo organizador veía el nuevo torneo como una oportunidad para generar dinero real, pero no ha sido así.
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El organismo esperaba recaudar 300 millones de dólares por los derechos de transmisión y tendrá que conformarse con 200 millones
Amenaza de Infantino
La Copa Mundial Femenina de 2019 de Francia atrajo a 1.100 millones de espectadores en todo el mundo. FIFA proyecta que la audiencia crecerá, aunque de momento se quedará lejos de los 5.000 millones de espectadores para Qatar 2022.
Considerando la diferencia horaria entre Australia y Nueva Zelanda con, especialmente, Europa, las ofertas de las emisoras fueron tan bajas que el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, amenazó incluso con cancelar su emisión en el Viejo Continente.
Finalmente, aunque la FIFA promocionó el acuerdo, tenía como objetivo obtener 60 millones de euros, o alrededor de 65 millones de dólares, por los derechos de la Copa Mundial Femenina. En cambio, los derechos obtuvieron aproximadamente la mitad de eso.