Que Portugal está de moda (también entre los inversores) no es nada que no sepamos. El país vecino es uno de los destinos turísticos más atractivos de Europa y desde hace una semana el paraíso de los que buscan presiones fiscales a la baja.
Oporto, Lisboa, Braga contra Madrid, Barcelona o Valencia por hacerse un hueco en la casilla de salida de la ‘nueva Europa’. ¿Qué más sabemos de los lusos? ¿Qué no convence de nuestra parte?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
El país vecino se configura, en un entorno de mercado aciago, como la opción de inversión preferida en un viejo continente que le hunde con el resto
“Prisioneros de la geografía”, españoles y portugueses compartiendo escenarios geoestratégicos, perteneciendo a las mismas organizaciones internacionales en las últimas décadas y contando con dos de los mercados más integrados del espacio económico europeo.
Nuevas dinámicas en tiempos de incertidumbre las que pesan entre dos países que compartimos la cultura, el pasado, una moneda o el color político de quien ostenta la presidencia del Gobierno. Contexto en el que también existen diferencias que, quedan, sobre todo, del lado de la fiscalidad y la economía.
Porque a las puertas del invierno más tenso que se recuerda en los mercados energéticos, España recupera los anuncios. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, avanzaba a finales de la semana pasada en el Congreso de los Diputados una nueva batería de propuestas que verán a la luz a partir del próximo martes para rebajar el impacto de la crisis en el 40% de los hogares.
Supondrá la movilización de alrededor de 3.000 millones de euros, con un refuerzo de los bonos sociales (eléctrico y térmico, a los que pueden acogerse las familias vulnerables o numerosas) y una nueva tarifa regulada para que los hogares que tienen caldera comunitaria y no individual puedan beneficiarse de un ahorro superior al 50%.
Palabras que llegaban apenas una semana después de que PSOE y Unidas Podemos alcanzaran el acuerdo de legislatura con el que cerrará capítulo el primer gobierno de coalición de la historia de la democracia española: los Presupuestos Generales del Estado para 2023.
Cuentas públicas en las que se generaliza la ayuda de cien euros para crianza entre los 0 y 3 años y una nueva ley de familias recogerá nuevos permisos para la conciliación, entre ellos un permiso parental de ocho semanas.
Terceras cuentas en “tiempo y forma” con un detalle que se está conociendo en estos momentos en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, con la titular de Hacienda, María Jesús Montero, confirmando que los pensionistas garantizarán el poder adquisitivo, es decir, que se revalorizarán las pensiones en función del IPC, como se recuperó por ley y además, mejoran las condiciones laborales y salariales de los funcionarios.
Se les subirá el sueldo a los empleados públicos un 9,5% en los próximos tres años. El Ingreso Mínimo Vital también se actualizará conforme al incremento del precio de la vida. Para sufragar todo esto, subidas de impuestos a las grandes fortunas y a la banca y eléctricas por sus elevados beneficios en un contexto de guerra. Que está bien, dicen algunos, pero otros piden más.
Paradigma portugués
Mientras aquí estamos así, el Gobierno socialista de Antonio Costa presentaba hará cosa de siete días su proyecto de Presupuestos para 2023 y marcaba distancias con Madrid aunque no en todo porque subirá pensiones, sí, pero limita el incremento a las pensiones más altas al 3,53%.
En el último cuadro macroeconómico el país luso espera un déficit del 0,9% del PIB en 2023 y una deuda pública de 110,8% y en este contexto, por primera vez en la era del euro, Portugal va a mejorar a España en el lastre de la deuda.
El pacto de rentas promueve una subida de sueldo del 5,1% en 2023 y por encima del 4% en años siguientes hasta 2026 con el IRPF adaptado a esos incrementos. Así, eso sí, no habrá impuesto a la banca ni a los ricos, pero sí a las eléctricas dentro del acuerdo al que se llegue en la Unión Europea.
El debate de la fiscalidad
Y es que precisamente donde nos diferenciamos es en la fiscalidad. Lo primero, decir que el esquema de impuestos portugués no difiere mucho de lo que pasa en otros países, pero allí la particularidad, por ejemplo, es que no existe ni el Impuesto sobre el Patrimonio, ni el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones entre padres e hijos.
Portugal es el destino favorito de las grandes fortunas europeas. Madonna, Christian Louboutin, Michael Fassbender, Philippe Stark o John Malkovich son algunos de los grandes nombres que han decidido trasladarse a Portugal porque el permiso de residencia no implica tener que pagar impuestos si no vives más de 183 días al años en territorio luso y porque apenas se deben invertir 1,5 millones de euros para poder obtener la Golden visa.
Los extranjeros que deciden acogerse a este sistema disfrutan de un régimen fiscal especial con grandes ventajas creado específicamente pare ellos.
El programa de residencia no habitual (NHR) ofrece exenciones de impuestos sobre los ingresos durante los primeros diez años de residencia. Los pensionistas están sujetos a pagar un tipo fijo de apenas el 10%.
Siendo uno de los países con una de las mayores seguridades políticas y jurídicas de Europa es el paraíso para los amantes de las criptomonedas que tributan a un tipo fijo del 20% (si son extranjeros), frente al 48% que pagan los residentes. Ambos, sean portugueses o no pueden acogerse a la protección de la Seguridad Social que les brinda el acceso a la atención sanitaria.
Más allá de todo esto, an algo destacamos en España. Las SOCIMI, por ejemplo, para invertir en inmuebles, tributan al 0% en el Impuesto de Sociedades y se bonifican al 95% en adquisiciones inmobiliarias. Eso sí, estos vehículos deben contar con una cartera de inmuebles de los que al menos el 80% tiene que estar dedicado al alquiler y los activos pueden estar en España o en el extranjero.
Por otra parte, el capital mínimo exigido es de cinco millones y la titularidad de al menos un inmueble con el que operar.
Dos miradas, dos destinos
Según CEOWORLD, Portugal es uno de los 50 países preferidos para invertir o hacer negocios por delante de Ucrania, Hong Kong, Arabia Saudita, Suiza, Bélgica y Luxemburgo. Aparece por debajo de países como Noruega, Grecia, Nueva Zelanda, Argentina, Rusia y Singapur mientras que España se cae de este ranking.
Décadas atrás parecía que ambos países nos quisimos dar la espalda. Ahora, con el tiempo, las relaciones han cambiado, pero nuestras economías siguen empeñadas en recorrer caminos diferentes con una España anclada en la Meseta mientras la Portugal vecina mira al Atlántico con ganas de comerse el mundo.