EEUU ha dejado bien claro que es el nuevo rey del petróleo y que hace oídos sordos a las directrices de la OPEP. Tras recuperar este año el título de mayor productor de petróleo del mundo (título que perdió en el 73), ahora seguirá en subida libre gracias al shale oil.
Y es que la producción de shale oil en EEUU alcanzará niveles récord antes de que termine el año: por encima de los 8 millones de barriles diarios, según la Agencia Internacional de la Energía.
En enero, todavía subirá más: su producción se irá a los 8,17 millones de barriles al día, según las previsiones. El principal motivo es el aumento en la producción en el yacimiento petrolífero más activo de EEUU: la Cuenca Pérmica de Texas y Nuevo México, cuya producción aumentará en 73.000 barriles diarios, a un récord de 3,8 millones en enero.
Si la producción de shale oil aumenta a esos niveles, aumentarán los inventarios de crudo de EEUU, ya de por sí abundantes, en un contexto en el que la OPEP busca a toda costa recortar la producción para equilibrar la oferta y la demanda en el petróleo y evitar un superávit en 2019. En otras palabras: este aumento en la producción de EEUU hace que sea todavía más difícil predecir los suministros globales de crudo y socava los esfuerzos de la OPEP por poner orden en el mercado.
EEUU, además, podría mantenerse en el liderazgo bastante tiempo, puesto que tiene una gran cantidad de suministros en espera. Este año, el país ha aumentado el número de pozos petroleros perforados pero no completados. Sólo requieren fracking para ponerse en funcionamiento. En la Cuenca del Pérmico, por ejemplo, el número de pozos ha aumentado en 1.268 en sólo seis meses. Si los precios del crudo caen y lo hacen económicamente viable, estos pozos se pondrían en marcha y los niveles de producción de EEUU mantendrían su fuerte trayectoria actual.