Los dos grandes frentes abiertos en este escenario son el aumento de la productividad y la inversión. “Sin inversión no hay crecimiento, es un elemento fundamental de la productividad que es el motor de crecimiento de largo plazo”, explica en Capital, la Bolsa y la Vida.
La OCDE apuesta por una “acción conjunta y sincronizada de los países de la zona euro que tengan margen fiscal y menores niveles de deuda”, para gastar y “crear bases para la inversión de manera que se apoye la recuperación de la actividad económica”. En términos de reformas estructurales “hay espacio para todos”.
En el caso de España, Luiz de Mello apunta que los números todavía son “sólidos”. En dos meses la OCDE actualizará sus previsiones, pero por el momento “aunque es una economía abierta y depende del comercio internacional los números no son malos”.
El experto advierte sobre los efectos de las tensiones comerciales, que van más allá del incremento del coste de las empresas, la menor producción y el lastre para el empleo. “La incertidumbre ralentiza la actividad de las compañías y detiene decisiones de consumo”, advierte.