¿Quizá es que nos estamos empezando a asustar de verdad con lo que nos cuentan en los medios sobre los químicos que le echan a la comida para que dure, para que no se ponga mala o para que mantenga un buen color? El efecto podría ser más publicitario que otra cosa según Ricardo Alcón, responsable de nuevos mercados de Nielsen. Podríamos estar hablando de que si las ventas crecen es porque las empresas quieren: porque ofertan más productos de este tipo porque les es más rentable.
Sin ir más lejos las marcas que nunca alardearon de comida healthy están apuntándose al carro. Por ejemplo, Carrefour y Danone, entre otros, se están sumando a un proyecto de crowdfunding para ayudar a los agricultores a pasarse al cultivo orgánico.
Más allá de modas, los productos sanos son un clásico en la comida mediterránea y el pasado año los productos frescos han visto subidas desorbitadas en sus precios. Por ejemplo, la fruta se ha encarecido un 9,3%. Y al ser los productos que más peso tienen en nuestra dieta, ese encarecimiento ha hecho que llenemos un 0,7% menos la cesta de la compra.
Pero los españoles somos muy espabilados y bastante paradójicos: aunque no queramos rechazar productos que consideramos buenos porque sean caros también nos volvemos locos por lo barato. De hecho, recurrimos a lo online un 29% más en 2018 para comprar estos productos frescos de los que hablamos, (fruta, verdura, etc). Esto también está de moda, la compra en supers online ha crecido un 17% este pasado año. ¿Llegará algún momento en el que solo hagamos la compra por internet? Alcón cree que no, que siempre habrá productos como la fruta de temporada o la carne, que preferiremos ver y tocar antes de comprar.
Lo que no va a desaparecer son promociones, ya sean físicas o digitales, porque nos encantan. Nos encantan hasta el punto de que 3 de cada 4 españoles condicionamos nuestra compra por culpa de promociones: somos capaces de cambiar de tienda, de cambiar de marcas o o de volvernos locos en la búsqueda por una promoción.
Así de paradójicos somos los españoles. Queremos pagar por calidad pero nos matamos por una oferta. Ya lo dicen los políticos: aquí hay dos Españas.