Brasil se enfrenta a dos grandes retos: la política y la economía. El país atraviesa una crisis política y una recesión desde 2014, año en el que fue el anfitrión de la Copa del mundo. Desde entonces, se enfrenta a uno de los mayores casos de corrupción política en el que están implicadas también empresas de propiedad estatal. La trama derivó en el impeachment de la por entonces presidenta brasileña Dilma Roussef. Y a todo ello sumamos la espiral de manifestaciones y protestas por parte de los ciudadanos y los bajos niveles de inversión y crecimiento económico en el país. El diagnóstico no pinta nada bien.
En todo este contexto, los Juegos Olímpicos supondrían un soplo de aire fresco para Brasil. Pero los problemas son tan profundos que contrarrestan los efectos positivos que podrían aportar las Olimpiadas. Sobre ello habla Robeco en uno de sus últimos informes, y esto es lo que nos ha dicho su Director de Mercados Emergentes, Wim-Hein Pals:
Los Juegos Olímpicos podrían suponer un crecimiento extra del 0'2% o 0'3% o menos crecimiento negativo. Así que pueden amortiguar un poco la recesión este año. Supone un estímulo para el PIB. Así que los números futuros podrían ser mejores que los del segundo trimestre. Habrá bastante gasto extranjero durante el mes de agosto. Puede amortiguar la situación a corto plazo, pero el medio y largo plazo necesitan que otros asuntos sean tratados.
El gobierno interino de Brasil presiona con medidas liberalizadoras y una agenda de recuperación del PIB. A principios de julio el ministro de Hacienda brasileño Henrique Meirelles anunció planes de una enmienda constitucional para controlar el crecimiento del gasto. Se espera que las medidas estructurales se pongan en marcha la primera semana después de los Juegos Olímpicos.
Si Temer lleva a cabo reformas, reformas bancarias y reformas fiscales, eso sería muy positivo y seguimos esperando ese tipo de ejecuciones. Así que si Temer hace las llamadas correctas y toma las medidas correctas, eso ayudaría a poner la economía de nuevo en forma. Así que eso es clave. Y las Olimpiadas podrían dar un impulso temporal pero no pondrán los precios en forma.
Así, Brasil acogerá los Juegos, pero no le bastará con ganar una medalla de oro para recuperar su posición en el podio de los mercados emergentes.