Reducir el gasto público ha sido una de las grandes obsesiones de Donald Trump desde que ha accedido a la presidencia de Estados Unidos. El encargado de aligerar el volumen es Elon Musk, al mando del Departamento de Eficiencia Gubernamental de Estados Unidos que ha creado la nueva Administración. Mano a mano, como dos amigos que van de camino a la escuela, Donald y Elon portan la sonrisa de quien se cree intocable al tiempo que cuestionan cada institución estadounidense.
Esta semana ha sido el turno de la Fed, la Reserva Federal, que está en el punto de mira del presidente por las desavenencias que mantiene con Jerome Powell, presidente del banco central del dólar. Pues bien, Elon Musk, a través de su perfil de X, la red social de la que es propietario, ha denunciado que la plantilla del regulador está “absurdamente dimensionada”.
El Gobierno de Estados Unidos ha planteado excluir el gasto público del cálculo del PIB para dar "más transparencia" La estrategia de Trump y Musk para enmascarar el recorte de gasto
¿Tiene el Gobierno influencia sobre la Reserva Federal?
Lo cierto es que el organismo se autofinancia con los ingresos de sus propias operaciones y no a cuenta del erario público. Además, la propia ley que creó la institución hace 102 años reconoce su facultad de contratar y despedir.
Donde sí puede meter mano Musk, de hecho lo está haciendo, es en la SEC, el regulador bursátil americano, ya que sí se trata de una agencia federal. Ha emitido un memorando dirigido a su personal en el que ofrece 50.000 dólares a los empleados que quieran renunciar o jubilarse antes de tiempo.
El Departamento de Eficiencia Gubernamental ha despedido a más de 100.000 de los 2,3 millones de trabajadores civiles.
Eliminar el gasto público del cálculo del PIB
En su afán por demostrar cómo ha mejorado su eficiencia, el Gobierno de Estados Unidos ha planteado que podría excluir el gasto público del cálculo del PIB para dar más transparencia.
Realmente esto podría responder a un intento de enmascarar los efectos de los programas de ajuste que se podrían traducir en el despido de decenas de miles de funcionarios, con la consiguiente caída en el consumo de las familias.
Y es que el PIB de Estados Unidos ya se resiente de la política proteccionista. La Fed de Atlanta prevé una contracción del PIB del 2,8% en el primer trimestre, la mayor desde la pandemia.