Se han anunciado mayores exenciones a las empresas con trabajadores en ERTE a cambio de que impartan formación, pero ¿cómo han acogido los trabajadores y los empresarios estas medidas? Es evidente que la medida viene en un momento muy oportuno pues no solo la prorroga ha sido acogida favorablemente, sino que cada vez la formación va tomando un mayor protagonismo en cualquier tipo de negociación. Probablemente los cambios determinados por la revolución tecnológica hayan llamado la atención del mundo del trabajo respecto del de la capacitación, no solamente para la producción y la empresa, sino también para el propio trabajador y sus organizaciones. La capacitación es cada vez más necesaria para acceder al empleo, para mantenerlo, para mejorarlo y progresar en él, y hasta para recuperarlo cuando se ha perdido.
Derecho del trabajo y formación profesional, se comportaron siempre como dos mundos autónomos, con un punto de coincidencia como es el contrato de aprendizaje y poco más. Hoy ya no se puede discutir que la formación profesional forma parte esencial de las relaciones de trabajo y no será ya “relación de trabajo y punto”, sino “relación de trabajo y formación”.
La crisis provocada por la pandemia hizo que, en 2020, la capacidad de las empresas españolas de generar empleo se redujera un 41,9 %, según el XXIV Informe Infoempleo Adecco: Oferta y Demanda de Empleo en España. Hoy, el avance de la vacunación facilita poco a poco una recuperación sobre la que, no obstante, ni empresas ni profesionales se muestran demasiado optimistas, pues 4 de cada 10 empresas consultadas prevén hacer contrataciones en este 2021, un porcentaje que se reduce hasta el 3,4 % en el caso de los autónomos. La inseguridad acerca del futuro alcanza tanto a empleados como a trabajadores en paro: el 47 % de trabajadores piensa que podría terminar el año sin trabajo y hasta el 50 % de los profesionales que buscan empleo piensan que tienen pocas o ninguna oportunidad de encontrarlo. Sobrevivir en un entorno laboral tan inseguro y cambiante como el actual requiere de una mezcla de habilidades blandas y competencias técnicas y tecnológicas.