De acuerdo con el estudio centrado en el análisis de las principales economías sudamericanas, la evolución de Brasil, Chile o Argentina podría verse seriamente afectada por la evolución de las políticas proteccionistas y el incremento de los aranceles adicionales a la importación por parte de Estados Unidos.
Brasil ha salido de la fuerte recesión impulsado por el aumento de las exportaciones y el repunte del consumo privado. De acuerdo con el informe de la aseguradora de crédito global, la expansión del PIB de Brasil se acelerará por encima del 2,5% en 2018 y 2019. Aunque las insolvencias empresariales aumentaron significativamente en 2015 y 2016, Crédito y Caución prevé que disminuyan en 2018, aunque manteniendo todavía niveles elevados respecto a su valor a largo plazo.
La recuperación brasileña se ha visto respaldada por políticas tendentes a mejorar las finanzas públicas, el sentimiento de los inversores y la productividad. Sin embargo, el entorno económico sigue siendo un gran desafío, dada la fragilidad del entorno institucional y el alto desempleo. El déficit fiscal sigue siendo la mayor debilidad económica de Brasil. Se prevé que la deuda pública aumente del 56% del PIB en 2014 a más del 80% en 2019. Además, el apalancamiento en moneda extranjera ha aumentado hasta situarse cerca del 60% del total, impulsada por una deuda corporativa en alza.
La economía chilena sigue dependiendo de las exportaciones de cobre. Representan más del 40% de los ingresos de exportación y el 10% del PIB, y la demanda china. La diversificación de los destinos de exportación y la disminución de la dependencia para los ingresos públicos de esta materia prima (de más del 25% a cerca del 10%) han mitigado los riesgos comerciales. El sector servicios representa ya más del 60% del PIB de Chile. El entorno empresarial chileno sigue siendo uno de los mejores de la región y la Administración estimula la inversión extranjera. El buen acceso al capital extranjero y nacional por parte de las empresas locales reduce los riesgos de refinanciación.
En Argentina, la economía se recupera impulsada por las inversiones, las exportaciones y la demanda de los consumidores. No obstante, la economía argentina sigue siendo vulnerable debido a su alta dependencia de los productos básicos, debilidad institucional, las finanzas públicas y el historial de incumplimiento de la deuda.