Entre esos contratos figura uno con el consorcio español que se encargará de la segunda etapa del tren de alta velocidad a La Meca y otro con una empresa china para construir otro tren de 1.150 kilómetros que unirá las dos costas del país. En total han sido 11 contratos diferentes, aunque el ministro de energía reconocía ayer que el asesinato del periodista pasa factura al país.
“Europa y Estados Unidos tienen una relación ambivalente con Arabia Saudí, porque implica muchas problemáticas pero es de interés estratégico ya que respalda sus intereses en Oriente Medio”, explica Ariel James, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Pontificia Comillas. Esta ambivalencia aplica también a España, lo que deja al Ejecutivo de Pedro Sánchez en una posición muy delicada, entre el objetivo de mantener los contratos en zonas como Cádiz y las políticas de un país autoritario donde se vulneran los derechos humanos y “se está promoviendo el wahabismo”.
“Arabia Saudí está aplicando una política de chantaje, no solo con España. El mensaje que pone encima de la mesa es: o ustedes hacen lo que queremos o nos vamos con China”, añade James.
En cualquier caso, el experto apunta que la reacción de dirigentes y empresas respecto al foro de inversión o la paralización de la venta de armas por parte de Alemania es algo “simbólico” que no va a pasar facturas a las relaciones comerciales del reino.