Los mercados de valores de China son los segundos más grandes del mundo, pero a menudo son propensos a la actividad especulativa y a la falta de gobernanza. Por ello, y como nueva plataforma de financiación para las nuevas empresas chinas en medio de la guerra comercial con Estados Unidos, Pekín ha lanzado STAR Market.
Creado por el presidente Xi jinping en noviembre del año pasado, su objetivo es ayudar al gobierno a mantener el crecimiento económico financiando la innovación tecnológica en lugar de apostar por el gasto masivo en infraestructura. Las acciones en el nuevo mercado tecnológico de China han ganado hasta un 520% en el debut bursátil.
Este Nasdaq chino ha iniciado su andadura formado por un primer lote de 25 empresas de tecnología locales, que han comenzado a operar con mayoría de subidas.
Las acciones se han disparado en las primeras horas de negociación gracias a la masiva sobresuscripción de títulos por parte de los inversores minoristas, que han perdido parte de sus ahorros en el mercado y ven al Star Market como una oportunidad de recuperar su dinero. Alrededor de cuatro millones de inversores minoristas cualificados con no menos de 500.000 yuanes en capital de inversión se han registrado para negociar acciones en el nuevo mercado, según China Business News.
Este grupo de compañías, desde fabricantes de chips hasta empresas biotecnológicas, ha duplicado con creces sus precios. El subgerente general de la Bolsa de Valores de Shanghai, Liu Ti, ha reconocido que "inicialmente, podría haber desequilibrios comerciales entre la oferta y la demanda, y el mercado debería mirar las fluctuaciones de una manera razonable".
Por ejemplo, Anji Microelectronics Technology, una empresa de semiconductores, detuvo dos veces su cotización tras tocar los límites diarios, primero después de subir un 30%, y después de subir un 60% desde la apertura del mercado. Para el descanso del mediodía, las acciones de Anji habían saltado un 415% desde el precio de salida.
A la inversa, Suzhou Harmontronics Automation Technology ha caído un 30% en su debut antes de rebotar. Pero al mediodía, las acciones de la empresa seguían siendo un 113% más altas que el precio de su oferta pública inicial.
Pekín también quiere que sus mejores empresas coticen en su país. China ha producido algunas de las compañías de tecnología más grandes del mundo, pero han optado por cotizar inicialmente en el extranjero en parte debido a los estrictos requisitos de rentabilidad en el país y la credibilidad que ofrecen mercados como Nueva York o Hong Kong.
Star Market se centrará en industrias valiosas con un gran potencial de crecimiento, como la fabricación de equipos de alta tecnología y la biotecnología. Viene acompañado de un canal de inversión nacional para las empresas que operan en áreas de seguridad nacional que no pueden recibir capital extranjero.
Sin embargo, es la tercera vez en 10 años que China lanza un prometedor mercado de valores. La última vez fue en 2013, cuando la New Third Board comenzó a operar. Antes, en 2009, el ChiNext debutó en Shenzhen, pero ninguno de los dos ha logrado obtener el mismo interés que el mercado primario de acciones.
Además, la llegada Star Market también podría llevar a un incremento de la competencia entre las bolsas de China continental y Hong Kong.
En abril de 2018, Hong Kong renovó sus normas de oferta pública inicial para atraer a las empresas chinas continentales, permitiendo que las empresas con estructuras de acciones de doble clase y las empresas de biotecnología en fase de preinversión debutaran en bolsa.
Con Star Market, Pekín ha permitido, por primera vez, que las empresas de tecnología no rentables, incluidas las empresas de biotecnología en fase de preingreso, coticen en Shanghái. Las empresas chinas continentales financiadas en el extranjero que utilizan estructuras de entidades de interés variable también han sido bienvenidas a través de la emisión de recibos de depósito chinos, lo que ha aumentado la presión sobre Hong Kong en su intento de recuperar la corona del mercado de OPI más importante del mundo.
En el consejo principal, la Comisión Reguladora de Valores de China (China Securities Regulatory Commission) revisa los documentos de la OPI para garantizar que las empresas puedan mantener el crecimiento de sus ganancias después de la cotización. También tiene la última palabra sobre el precio de las acciones.