Dice la leyenda que el Ave Fénix perecía en un espectáculo de llamas y combustión para renacer después de sus propias cenizas. Aunque para espectáculo de resurrección el de Bankia -y este no es una leyenda-. Este viernes su llama bursátil se apaga para encenderse con la de Caixabank.
Repasamos la historia de la caída y resurrección del imperio de Bankia en este podcast de Expediente Abierto.
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La historia de Bankia es la de una década frenética que ha culminado con el mayor banco de España pero que germinó de una pequeña caja local: Caja Madrid.
A finales de 2010 siete cajas españolas se unieron para crear lo que unos meses después se conocería bajo la marca "Bankia". Carlos Ladero, director comercial de GPM, recuerda que poco después "esa etapa maravillosa de lo que fueron las cajas tocó su fin".
Al frente de esa caja ‘germen’ que fue Caja Madrid estaba Rodrigo Rato. El banquero acabó convirtiéndose en presidente de Bankia y fue él quien tocó la famosa campana del parqué de Madrid para celebrar que el 20 de julio de 2011, tan solo unos pocos meses después de la creación de la entidad, Bankia habia salido a Bolsa.
La salida a Bolsa y las cuentas auditadas
Aquel día la Bolsa de Madrid fue testigo de unas palabras que pronunció Rodrigo Rato y que serían un presagio de lo que estaba a punto de ocurrir. "En Bankia sabíamos que en este complejo entorno financiero la operación iba a ser escrutada con detenimiento y con cierta incertidumbre", decía el presidente del banco en el parqué.
Bankia había captado a unos 300.000 inversores en su estreno bursátil y había lanzado una campaña para que los usuarios de la entidad invirtieran miles de euros.
Pocos meses después, en abril de 2012, Bankia todavía no había mandado las cuentas anuales auditadas. Cuando lo hizo se acabó desvelando que el banco no había ganado 309 millones en 2011, como había dicho en un principio, sino que había perdido casi 3.000 millones de euros.
En ese impasse, Rato abandonó el barco cuando vio que se acercaban nubarrones y pasó el testigo al hombre que fue consejero delegado en BBVA, José Ignacio Goirigolzarri. Un hombre que llegaba "con ilusión" y con la una misión de que Bankia resurgiera de sus cenizas. "Creo que tenemos entre las manos un proyecto de extraordinario futuro", vaticinaba.
El rescate
Solo unos días después el Estado tomó cartas en el asunto y entró con toda la artillería en el capital de Bankia. Se quedó con todo BFA, lo que le convirtió en propietario del 45% del banco de Goirigolzarri.
El rescate acabó costándole al contribuyente 22.424 millones de euros y supuso una auténtica montaña rusa para los accionistas de Bankia. Estos sufrieron los efectos de la mayor ampliación de capital de la historia española para dar entrada al Estado en el capital con 10.700 millones de euros.
El día de la ampliación de capital, 30 de abril de 2013, las acciones del banco llegaron a subir un 750%. El día siguiente se desplomaron a la mitad de su precio. Este martes Goirigolzarri ha confesado que en aquellos años era "difícil sentir orgullo" de formar parte de Bankia.
A partir de entonces comenzaba la transformación del banco. Su presidente ha expuesto este martes algunos números que lo demuestran. Por ejemplo, revelaba que el ratio de solvencia ha pasado del 6,82% en 2012 al 15,48% en 2020 y que el porcentaje de clientes que recomiendan a otros trabajar con Bankia ha pasado del 3% hasta el 42% actual.
Una pérdida del 99%
Sin embargo, estos datos y la evolución en bolsa han tomado caminos distintos. Mientras esas cifras mejoraban con los años, la cotización se ha desplomado.
José Lizán, gestor de RReTo Magnum Sicav en Solventis, cree que la explicación está en el beneficio de Bankia. En solo cinco años el resultado del banco ha encogido desde los 1.000 millones de 2015 a algo más de 200 millones en 2020.
Con la cotización actual, las acciones de Bankia se estrenaron en el parqué a unos 190 euros cada una. Actualmente, no valen ni dos euros. Es decir, los inversores que apostaron por Bankia aquel 20 de julio de 2011 han perdido un 99% de su dinero.
Goirigolzarri ha revelado este martes que considera que su fusión con Caixabank es la "mejor opción para retribuir a los accionistas".