Deoleo acaba de resucitar. La empresa de aceite de oliva ha recurrido a una operación acordeón que la ha excluido de la bolsa para eliminar a la parca empresarial: la quiebra. Pero no es la única resucitada de la bolsa española en los últimos tiempos: Abengoa y Pescanova también volvieron a la bolsa tras sortear la quiebra. ¿Cómo se comportaron?
Te lo contamos en este podcast de Expediente Abierto.
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- Desagüe millonario para el Estado, accionistas y empleados: lo que pasará si Abengoa cae
Pescanova, un mar bajista desde el escándalo
En la historia de la bolsa española hay manchas negras que han intentado eliminarse. Pero al menos en su gráfico bursátil el rastro de esa mancha sigue ahí.
Es el caso, por ejemplo, de Pescanova, que este viernes vuelve a ser protagonista porque ese juicio por la posible manipulación de las cuentas para ocultar que la empresa estaba al borde de la quiebra queda hoy mismo visto para sentencia.
La CNMV la sacó de bolsa durante cuatro años, desde 2013 hasta 2017. El año anterior a esa exclusión, cotizaba en torno a los 16 euros por acción. Cuando volvió, con el furor del regreso subió un 100% en las primeras dos semanas después de volver a cotizar.
Sin embargo, la maldición bajista se apoderó del título desde entonces y hoy cotiza un 66% por debajo de esos máximos, en torno a los 40 céntimos por acción.
La montaña rusa del Abengoa que cae más de lo que sube
Algo muy similar pasó con Abengoa. Aunque esta ha tenido ya varios capítulos de estar a pocos centímetros de caer por el precipicio de la quiebra. Poco tiempo antes de que empezara el culebrón que derivó en el preconcurso a mediados de 2015 (es decir, el primer rescate), la acciones de clase B de la empresa cotizaban en los 3 euros.
Tan solo unos meses después de empezar a sugerir una quieba cayó hasta el euro por acción, es decir, un 66% de retroceso. Al año siguiente, en 2016, cuando presentó el preconcurso, se desplomó hasta los 20 céntimos, lo que supuso otra caída del 80%.
Ahora viene el segundo rescate, el anunciado a finales de 2018. Pocos meses después la acción había bajado hasta los 0,3 céntimos, otra pérdida de un 98,5%. Parece que se recuperó ligeramente en apenas unos meses –a mediados de 2019 había vuelto al céntimo por acción, lo que representa una subida de un 333% desde los mínimos en los 0,3 céntimos registrados tan solo unos meses atrás.
Sin embargo, en este tercer rescate, anunciado en mayo de 2020, la empresa ha vuelto a tocar esos mínimos.
El patrón de los resucitados
Si han sido rápidos se habrán fijado en un patrón. En ambos casos inmediatamente después del rescate, en Abengoa, o del regreso a la cotización, en el caso de Pescanova, el furor se apodera de la cotización en los primeros días pero la tendencia bajista se acaba imponiendo. Y de hecho, cada vez los 0 euros por acción se acercan más y más.
Es cierto que, por el camino, estas empresas han hecho ampliaciones de capital que han diluido las participaciones de los accionistas y han bajado el precio de los títulos. Sin embargo, esto es precisamente lo que implica estar en este tipo de valores.
Las compañías que coquetean con la parca empresarial deben llevar a cabo este tipo de medidas para sobrevivir. Y, desgraciadamente, no suelen ser ventajosas para los accionistas.
La pregunta ahora es: viendo que Deoleo también está acelerando en estos primeros días desde el regreso, ¿sufrirá también la maldición bajista de los que vuelven del mundo de los muertos empresariales?