El BCE ha presentado este jueves sus previsiones económicas. Sube una décima la previsión de crecimiento para este año hasta el 1,7% pero baja una décima la expectativa de crecimiento para 2017 hasta el 1,6%. Respecto a la inflación, la entidad prevé que el IPC se mantenga este año en la Eurozona en el 0,2% (es la misma previsión que tenía en junio), pero apunta a un IPC del 1,2% en 2017 (una décima menos que su previsión de hace tres meses). Así lo ha comunicado Mario Draghi en su discurso:
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En los próximos meses, no se espera que el IPC suba todavía en gran parte debido a efectos de base. A las presiones en los precios subyacentes les falta una tendencia convincente y esto sigue siendo una fuente de preocupación en curso. Lo que es más, la trayectoria de inflación sigue condicionada a las condiciones financieras excepcionales que, en gran medida, reflejan nuestra política monetaria acomodaticia.
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¿Por qué no hemos actuado ahora? La valoración fue que, por el momento, los cambios no son sustanciales como para garantizar una decisión para actuar. Vemos que nuestra política monetaria es efectiva. Y podemos discutirlo más tarde: es muy efectiva, de hecho. Vemos que hay mucho impacto en las decisiones del pasado marzo y esto está ahora en las proyecciones macroeconómicas.
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En cuanto a las medidas de política monetaria no convencionales, confirmamos que las compras de activos mensuales de 80.000 millones de euros están destinadas a funcionar hasta finales de 2017, o más allá, si es necesario, y en cualquier caso hasta que el Consejo de Gobierno vea un ajuste sostenido en la trayectoria de la inflación en consonancia con su objetivo de inflación.
El analista de Bankinter, destaca la reacción negativa del mercado ante la no actuación de Mario Draghi. Sobre el futuro del QE, explica que pasa por la compra de "otro tipo de activos".
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