Si las desavenencias entre EEUU y China se agravan, la desaceleración de la economía global podría profundizarse hasta en un 1% adicional para el 2020, según la OCDE. Cuando se trata de las dos mayores economías mundiales, los efectos colaterales se sienten en todos lados.
Entre tensiones proteccionistas y aranceles se esconde una lucha entre ambas potencias por la supremacía tecnológica. Una pugna cada vez más evidente que ha llevado a Trump en más de una ocasión a acusar a China de robo de propiedad intelectual. Estas tensiones son las que presionan a las firmas tecnológicas que, entre valoraciones elevadas, intentan recomponerse tras un otoño convulso.
Una parte del mercado cree que este fin de semana Trump y Xi Jinping no llegarán a un acuerdo como tal, no resolverán sus disputas, pero sí acercarán posturas.
Las acciones de muchas empresas europeas se exponen a un serio bache en su actividad si se intensifica la guerra comercial. Debido a su fuerte exposición a China, sufren compañías automovilísticas, como BMW o Volkswagen o ligadas al lujo, como Hermes. El 18% de los ingresos de BMW este año, por ejemplo, vendrán de China; un 14% en el caso de Volkswagen.