Finaliza el año 2019 y las bolsas mundiales cerrarán con subidas significativas en todo el mundo. Con máximos históricos en Wall Street donde el Dow Jones sube más de un 21%, el SP 500 un 28% y el Nasdaq un 33%. En Europa, el DAX, el CAC y el Eurostoxx50 acumulan una revalorización de un 25%. Más rezagados se quedan el Ibex 35 y el FT100 con subida cercanas al 13%.
Unas subidas que según Francisco Quintana, director de estrategia de inversión de ING, no se corresponden con la confianza de las empresas y las familias.
Según su análisis, en los últimos 20 años tan solo ha habido dos años en los que el rendimiento del mercado mundial ha sido mejor que este: en 2003 y en 2009. En esos dos años, las economías se estaban recuperando de una crisis pronunciada y mejoraba la confianza de empresas y de hogares.
Sin embargo, este año 2019 es la única vez en los últimos 20 años que sucede lo contrario: las bolsas han subido pero la confianza de las familias y las compañías va en dirección contraria. Según el indicador de confianza de la OCDE, la de los hogares ha estado cayendo durante todo el año y la de las empresas está en mínimos de más de 20 años.
Vivimos por tanto “una clara paradoja ya que estamos en uno de los mejores años en bolsa mientras se deteriora la confianza de todos los agentes económicos”, señala Quintana.
Según director de estrategia de inversión de ING, la gran diferencia entre los mercados de hace 20 años y los de hoy es el papel preponderante de los bancos centrales y el giro que han dado en su política monetaria en los últimos meses. Continúan con su mensaje de que estarán ahí cuando sea necesario y eso es suficiente para sostener los mercados.
Otro de los factores fundamental que explica la subida de las bolsa es que las empresas siguen acumulando mucho metálico y han realizado múltiples recompras de acciones.
Un tercer factor, ha sido la naturaleza de los riesgos con los que estamos lidiando en los últimos años. En concreto, el Brexit y la guerra comercial que se han prolongado durante años y por tanto han generado mayor desconfianza en los agentes económicos.
Quintana apuesta en su estrategia la máxima diversificación y “no gastar demasiado tiempo ni energía en España por la pequeña dimensión del mercado”.