A unas horas de que acabara el tiempo para suscribirse a la ampliación de capital, IAG valía ya menos de un euro por acción. Desde que arrancó el plazo de suscripción de esta titánica operación hace dos semanas, IAG ha llegado a caer en torno a un 30% en bolsa tras acercarse peligrosamente al nivel del valor nominal de las nuevas acciones.
Te contamos este y otros secretos de la ampliación de capital en este podcast de Expediente Abierto.
Este viernes, cuando apenas quedaban horas para que la titánica ampliación de capital cerrara el capítulo, IAG ha llegado a valer 98 céntimos por acción. Este peligroso nivel la situaba a solo seis céntimos del valor nominal de las nuevas acciones de la ampliación.
Esto significa que, si IAG caía por debajo de los 92 céntimos ya no tenía sentido acudir a la ampliación de capital porque comprar acciones en el mercado sería más barato.
Sin embargo, pese a lo peligroso que puede parecer para la compañía perder ese nivel en bolsa, en Expediente Abierto les contamos el as en la manga que ya había preparado IAG en el caso de que esto sucediera.
A pesar de las fuertes presiones bajistas que ha sufrido el valor estos días, algo ha hecho que la compañía resista por encima de ese peligroso nivel. Carlos Ladero, director comercial de GPM, apunta hacia los bancos colocadores. "Son quienes, con toda seguridad, están aguantando el valor por encima del nominal", explica.
Los derechos de IAG se han llegado a desplomar casi un 90% solo en la sesión de este viernes. Según Carlos Ladero esto evidencia que cada vez había menos inversores que querían acudir a la ampliación. Finalmente, estos derechos han cerrado la sesión con una caída del 69% hasta los 0,03 euros.
Hasta el final de la jornada bursátil la opción más barata para los inversores era la de comprar derechos y, por lo tanto, acudir a la ampliación, que comprar acciones de IAG en el mercado.
Sin embargo, si esto no hubiera ocurrido y la ampliación no hubiera sido suscrita íntegramente por el mercado, los bancos colocadores tendrían que haberse encargado de terminar de comprar las acciones que nadie quería, según habían acordado con IAG.
Algunos expertos no creen que esta titánica ampliación vaya a ser un caso aislado para IAG. Carlos Ladero considera que podrían venir más en el futuro, con la consecuente dilución que eso supone para el accionista.