Un ejemplo es el fondo BB Biotech, de la gestora suiza Bellevue Asset Management, es “único dentro de su categoría”, según José María Luna, director de análisis de Profim. “El 40% de la cartera invierte en su totalidad en empresas ligadas a la oncología, investigación, desarrollo de tratamientos y fármacos e incluso a cuidados paliativos”, dice el experto.
BB Biotech invierte en empresas en el mercado de biotecnología y es uno de los mayores inversores del mundo en este sector.
Para Luna, la llegada de Donald Trump, no es un impedimento para el sector, la investigación o el desarrollo en EEUU. De hecho, muchas compañías que invierten en este sector son americanas. Destacan Celgene e Incyte.
La biotecnología ha mostrado un crecimiento notable en los últimos años después de facturar miles de millones. Y la tendencia es alcista. Según datos de EvaluatePharma, la industria farmacéutica crecerá en un 6,3% por año, llegando a la cifra de 1,12 trillones de dólares en 2022.
La nueva ola de terapias innovadoras aprobadas por los reguladores en los últimos tres años será el motor central para mantener esta tendencia. La firma de estudios de mercado IMS Health estima que entre 30 y 40 nuevos medicamentos biotecnológicos serán aprobados cada año en Estados Unidos y Europa hasta 2018.
Según los datos de EvaluatePharma, la llegada de la biotecnología podría crecer un 29% hasta el año 2022 en Europa. La mitad de los 100 productos más vendidos tendrían una base biológica, mientras que la oncología será la terapia que más rápido va a crecer en los próximos seis años para recaudar 190.000 millones de dólares en 2022.
Lo cierto es que las compañías del sector ya forman parte de un escenario global en pleno proceso de cambio. Patentes y nuevos medicamentos biológicos serán los asuntos que van a centrar la atención de los profesionales de la industria y también de los inversores.