La Comisión Europea, en un nuevo esfuerzo de evitar la delincuencia en las redes, establece nuevas reglas sobre el lenguaje de odio y el terrorismo.
Se trata de que las leyes se apliquen tanto fuera como dentro de la red. Que no prospere lo que la comisaria Vera Jourová calificó como el salvaje oeste.
Para ello, ha dictado unas instrucciones sobre la detección, la notificación y la retirada eficaz de información que incluye la prevención de la nueva publicación.
Hace hincapié en los contactos con las autoridades nacionales, locales, y también en los métodos automáticos de detección de dicho contenido ilegal que incitan al odio o directamente propician la delincuencia de todo tipo.
Todo camina en la línea del pacto del código de conducta que suscribieron Facebook, Google, Microsoft y Twitter.
El código consiste en que las compañías tienen que reaccionar en menos de 24 horas retirando o impidiendo el acceso a los contenidos incorrectos.
Pero no solo eso, el código que data de 2016 exige una conducta activa que acepte el reto de acabar detectando el lenguaje del odio y el fomento de la delincuencia, esas conductas que no tienen nada que ver con la libertad de expresión.
En cualquier caso, una respuesta en 24 horas a algunos nos parece una reacción desde la eternidad frente al delito, teniendo en cuenta el ritmo al que van las noticias y la información hoy día.
El sistema sigue confiando en el sector y en que las propias empresas se autocontrolen. Solo en caso de que no lo hagan actuará la comisión, sus autoridades.