No podemos dejar pasar una iniciativa de este tipo, cuando en términos de conflictos, de litigios supone una innovación.
Cerramos así una semana donde han tenido lugar muchos eventos sobre el tema con las palabras del presidente del Tribunal Superior y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, que apuntaba que “La mediación permite mejorar la calidad de la respuesta judicial”.
Hace ya veinte años que se aprobó la primera Recomendación de la Unión Europea sobre Mediación. En aquel momento en Europa se miraba la mediación familiar, a modo de solución alternativa y complementaria. Hoy día son con los divorcios y separaciones matrimoniales y conflictos sobre el ejercicio de la patria potestad los principales motivos de acudir a mediación, pero no los únicos.
Las empresas también pueden aceptar la mediación como fórmula para resolver los conflictos. Supone un ahorro de tiempos, de costes, y algo muy importante: Suele restablecer la situación entre las partes en disputa, permitiendo la continuidad de las relaciones profesionales.
El éxito de la mediación se demuestra en que, además, logra que se ejecuten los acuerdos obtenidos voluntariamente.
A esto hay que sumar que durante el proceso se mantenga la confidencialidad.
Aún así, el mayor beneficiario es el aparato de la justicia que se descarga de una cantidad de asuntos en los que no necesariamente logra satisfacer a las partes. El juez está sometido a la ley y tantas veces el conflicto tiene otras raíces o requiere otro tacto y especialización.
Por eso hemos de ir pensando en la mediación como fórmula autónoma para solventar un problema y confiar en que nuestros políticos se den cuenta e incentiven este tipo de iniciativas que mejoran la calidad de la Justicia.