MARILÓ SÁNCHEZ
A menos de 1 mes de Navidad y a pocos días de dar por cerrado el año económico y de escuchar la temida frase de “sí, pero esto ya para el año que viene…”, las luces de Navidad ya están encendidas. Quizá para hacernos olvidar que las decisiones de compra de clientes que se empiezan a emplazar para enero. Pero nosotros, empresarios y trabajadores por cuenta propia, no podemos hacer esperar ni retrasar pagos a proveedores ni empleados o insinuar siquiera a Hacienda o a la Seguridad Social que les pagaremos en enero, justo cuando nos hayan pagado a nosotros.
Y así, mientras estos políticos infames van a lo suyo, andan acabándose semanas, meses y años. A seguir demorando y bloqueando un país entero, a seguir generando pánico, incertidumbre, agonía y una sensación permanente de tener al enemigo en casa… y como para no tenerlo. Yo todavía ando con el miedo en el cuerpo, después del siniestro, fraternal y “amoroso abrazo” con el que aún tengo pesadillas.
Y es que no son ni lejanamente conscientes del problema que genera la incertidumbre y el desconcierto en el que nos tienen sumidos y del bloqueo económico que generan. Los que damos empleo, los que movilizamos y sostenemos las arcas públicas, los que permitimos sus sueldos, su seguridad y la del resto de sueldos públicos de este país; los que sostenemos la seguridad de las pensiones, de los desempleados, como digo generando empleo y pagando impuestos; nosotros, empresarios, emprendedores, pymes, pues estamos casi al límite. El año ha sido largo y, si nos siguen presionando, podemos acabar estallando. Nos tenéis al límite y las consecuencias no pueden ser nada buenas.
Y es que en las últimas semanas (lo hablaba estos días con mi equipo en Campus) parecemos, más que empresarios y expertos mentores, auténticos psicólogos, terapeutas o consejeros personales tratando de apoyar a otros empresarios agotados y muy confundidos que creen y sienten que lo están haciendo mal porque no saben qué más hacer porque las ventas se han reducido a la mitad, porque les asusta contratar y se niegan a iniciar ningún plan comercial. Hasta dejan de firmar créditos aprobados para sus empresas por lo que pueda pasar y se plantean cerrar después de muchos años.
Estos días a los empresarios que tenemos la suerte de estar o sentirnos un poquito más fuertes nos toca apoyar a los que se están viniendo abajo y recordarles que no están solos y que podemos superar esto también.
Y es que hay mucha descompensación y así no hay manera. Justo ayer escuché una noticia en Antena 3 muy pero que muy preocupante al respecto y que debería hacernos reflexionar y, por supuesto, reaccionar de alguna forma.
La noticia apuntaba a que actualmente existen en España más salarios públicos que privados. Literalmente: “El Gobierno español tiene más empleados en nómina que cualquier otra empresa privada. En concreto las personas que reciben un sueldo de la administración son 700.000 más que en el sector privado. En este grupo no solo están los funcionarios, sino también los pensionistas y los desempleados”. Es decir, el Estado paga más nominas que todas las empresas privadas juntas de España. 13.000 millones de euros, frente a 13.700 millones. Encima cobran de media un 40% más de salario en el sector público que en el privado…
La situación era la opuesta en el 2008. Comenzó a ser preocupante en los primeros años de la crisis con la enorme destrucción de empleo, pero es que ha ido a más… y lo peor es que se va a seguir acentuando en los próximos años porque la población envejece y vive muchos más años. Pero también, y eso lo vivimos desafortunadamente los empresarios que contratamos, hay demasiada gente que se “acomoda” a vivir con un subsidio y se permite rechazar empleos.
Pero señores, políticos, un poco de respeto, por favor. ¿No lo ven? El sistema es insostenible porque somos las pequeñas y medianas empresas, ese 98% del tejido empresarial, las que sostenemos la economía, las que permitimos que ustedes vivan y ustedes nos compensan bloqueando al país. Pero se bloquean a ustedes mismos, están mordiendo la mano que les da de comer y lo hacen a costa de nuestros sueños, de nuestro esfuerzo y noches sin dormir, con impuestos y cargas salariales imposibles y con las cuotas de autónomos más altas de Europa. Así no se puede. No puede haber más gente viviendo del sector público que del privado.
Y sabemos que, aunque este programa es escuchado por políticos de distintos partidos, ellos no van a reaccionar ni a tomar acción, porque no saben ni por dónde empezar. Solo cuando se hagan cargo de esta realidad, nos escuchen de verdad y sepan lo que vivimos empezarán a cambiar las cosas y, sobre todo, empezarán a ganar otros las elecciones.
Así es que como siempre nos toca a nosotros, empresarios, emprendedores, autónomos, Pymes y dueños de negocios, tendremos que tomar la iniciativa y dar los primeros pasos.
Por eso, querido oyente, dueño de negocio, empresario, emprendedor, lo primero: cuídate y protégete tú, a nivel personal. Si necesitas un psicólogo, un coach, un mentor, un hombro amigo, búscalo, no estás solo. Seguro que empresas como Campus y personas expertas en el mercado te pueden servir de apoyo. Apóyate, no temas desahogarte, haz todo lo imposible por reponerte, empodérate de nuevo, conéctate con la energía que te permitió arrancar tu negocio y poner en marcha tu sueño. Independientemente de lo duras que sean las circunstancias fuera de lo solo e incomprendido que te puedas sentir, esto también pasar y tú saldrás reforzado.
Porque en la empresa, al igual que en la vida, una persona exitosa es aquella que puede hacer cimientos con los ladrillos que otros le han lanzado. Y tú que has llegado hasta aquí, lo eres.