Los conductores que se han animado a comprar un coche eléctrico se encuentran con un obstáculo recurrente: los puntos de carga. Y es que la escasez de cargadores para vehículos eléctricos puede ser problema en la UE para cumplir con los objetivos climáticos.
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Los conductores que se han animado a comprar un vehículo eléctrico se encuentran con un obstáculo recurrente: los puntos de carga.
Por ejemplo, casi la mitad de las 1.600 estaciones de carga que tiene Repsol en España no están conectadas, según recoge Reuters.
Es un problema a escala europea, pero de forma desigual. Bruselas anunciaba planes para mejorar esas redes eléctricas, que se van a implementar en 18 meses, y buscan abordar la escasez de energía en las estaciones de carga de vehículos eléctricos.
Pero lo cierto es que la burocracia que impide avanzar hacia un transporte más ecológico en la UE está aumentando. Al menos así lo señalan grupos industriales y compañías energéticas, permitiendo uno de los principales obstáculos, en declaraciones a Reuters.
Diferencias entre países
Las trabas para construir un centro de carga de vehículos eléctricos son muy diferentes de un país a otro.
Por ejemplo, en Alemania un centro estuvo detenido durante meses por reglas que protegían un solo árbol, mientras que otro ubicado en una carretera muy transitada tuvo que esperar 10 meses para una evaluación de ruido antes de obtener la aprobación.
Repsol también se queja de que, aunque la instalación de los puntos de carga puede llevar entre dos y tres semanas, los requisitos administrativos españoles suponen dilatar ese proceso en hasta dos años.
La Comisión reconoce el problema, pero no ha propuesto ninguna herramienta o acción concreta.
Esto ralentiza el despliegue de centros de carga en todo el bloque de 27 miembros, y pone en peligro los objetivos de la UE de eliminar gradualmente los vehículos de gasolina y diésel, así como sus objetivos climáticos más amplios.
Este año, la UE ha aprobado una ley para instalar cargadores rápidos para 2030 cada 60 kilómetros a lo largo de las redes de carreteras designadas para turismos y cada 100 kilómetros para vehículos pesados.
¿Neutralidad en 2050?
La electrificación del transporte es uno de los pilares clave que sustentan el objetivo de la UE de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. Para ello, prohibirá las ventas de vehículos que emitan CO2 a partir de 2035 y quiere desarrollar una red de estaciones de carga de vehículos eléctricos.
Todo un reto para las compañías eléctricas y los reguladores que no están preparados para el aumento de la demanda en la UE, donde hasta ahora sólo el 5,4% de los turismos funcionan con combustibles alternativos, incluido el eléctrico, de un total de 286 millones.