El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) entró en vigor el pasado 25 de mayo de 2018 para unificar las normativas de todos los Estados miembros sobre la materia tras ser aprobado por el Parlamento y el Consejo Europeo. Lo que pueda suceder con estos datos, si se confirma la salida, ordenada o no, del Reino Unido de la Unión Europea (UE), es una de las mayores preocupaciones para las compañías comunitarias que operan en el país anglosajón.
El 22 de mayo, la nueva fecha de salida ordenada fijada entre la UE y Theresa May, Primera Ministra británica, está cada vez más próxima y las dudas sobre cómo afectaría el Brexit a la protección de datos se van acrecentando. Todo ello, mientras la Cámara de los Comunes sigue sin ponerse de acuerdo sobre si el futuro del país pasa por aprobar el plan, salir de la UE sin acuerdo, convocar un segundo referéndum o llamar a los británicos a elecciones.
Si, finalmente, la Cámara de los Comunes se pone de acuerdo y el Reino Unido abandona la UE el 22 de mayo, dando paso entonces a un “Brexit blando”, el RGPD seguirá siendo de aplicación durante el periodo de transición fijado por el acuerdo.