En nuestra sección de aula de innovación queremos acercar cada jueves el sector inmobiliario a la innovación, y para ello vamos a contar con Via Célere, empresa pionera y referente en este campo que en sus más de 10 años ha impulsado miles de historias innovadoras, que siguen creando y que continuaran innovando la vida de muchas personas. Vía Célere lleva la innovación en su ADN y la mejor manera de demostrarlo es contándonos todas las innovaciones realizadas durante estos años, con los 30 hitos innovadores más destacados y 10 certificados de I+D de diferentes proyectos.
Esta semana hablaremos de climatización invisible donde Vía Célere fue pionera en su uso en 2013. Primero vamos a definir que es climatización. La normativa española define climatización como: “dar a un espacio cerrado las condiciones de temperatura, humedad relativa, calidad del aire y, a veces, también de presión, necesarias para el bienestar de las personas y/o la conservación de las cosas.”
Esto, sumado a que cada vez están más presentes en nuestras vidas conceptos como “Eficiencia Energética” y “Sostenibilidad”, va creciendo nuestra conciencia medioambiental y buscamos soluciones más sostenibles para conseguir el confort de nuestras viviendas. Por ello, Vía Célere desde el 2013 ha puesto en práctica una de estas soluciones que es la climatización invisible, que todavía a día de hoy sigue siendo un gran desconocido para el consumidor final.
¿Qué es la climatización invisible? Son sistemas de calefacción y/o refrigeración por suelo, en la que toda la instalación queda oculta debajo del pavimento, funcionan a temperaturas moderadas en comparación a los sistemas convencionales, es decir, en los meses frios a 40-45 ºC y en los meses cálidos a 18-20 ºC y son la forma más eficiente de ahorrar energía y de proporcionar climatización en los edificios. Al trabajar a temperaturas moderadas, logran una mayor eficiencia de las fuentes de calor y frío, incluidas las fuentes de energía renovables, como la geotermia o la aerotermia. Esto reduce mucho el consumo de energía primaria y por tanto las emisiones de CO2. Al mismo tiempo, los sistemas de refrigeración y calefacción radiante, proporcionan un mayor grado de confort a los usuarios. Al ser toda la instalación invisible y quedar oculta, se incrementa el espacio habitable y proporciona total libertad para el amueblamiento de las viviendas.
La instalación de la climatización invisible requiere de una inversión mayor que los sistemas de calefacción convencionales, pero que se amortiza durante los primeros años de la vida útil del edificio.
En torno a este tema de climatización invisible son muchas las preguntas que surgen al cliente a la hora de elegir un suelo radiante. Algunas de ellas son:
Por ejemplo, ¿A qué temperatura tenemos que fijar el termostato si tenemos un suelo radiante?
Vía Célere aconseja con un suelo radiante / refrescante consignar una temperatura de 20ºC para conseguir la misma sensación de confort que con un sistema convencional a 22 ºC en los meses fríos, mientras que en los meses cálidos podemos consignar una temperatura de 25 ºC para obtener la misma sensación de confort que con un sistema convencional a 23 ºC, lo cual se traduce en un ahorro energético importante, ya que cada grado que incrementemos la temperatura puede suponer alrededor de un 8% de ahorro sobre el término de energía.
Con este tipo de climatización ¿se puede apagar sistema? Hay tener en cuenta que se trata de un sistema con mucha inercia, lo que significa que necesita mucho tiempo para volver a coger la temperatura de funcionamiento, por lo que Vía Célere no recomienda el apagado y encendido continuado. Lo óptimo es fijar una temperatura de confort (21 ºC en los meses fríos y de 25 ºC en los meses cálidos), y una temperatura modo eco (3-4 ºC por debajo o por encima de la temperatura de confort según la temporada fría o cálida). De esta forma también ahorramos energía al no pedirle al sistema que eleve de forma drástica la temperatura, para lo cual tendría que consumir una gran cantidad de combustible.
Y para periodos prolongados de apagado se recomienda ir elevando o disminuyendo la temperatura del suelo de forma gradual, con el fin de evitar dilataciones bruscas de los materiales.
En ocasiones nos planteamos cubrir el suelo de las estancias con alfombras y otros elementos decorativos que quedan pegados al suelo. Tenemos que tener presente que si cubrimos el suelo con materiales textiles, maderas, etc., lo que estamos haciendo es aislar el suelo e impedir que el calor o el frio se trasmita al ambiente, por ello es recomendable no cubrir una superficie superior al 30 % de la superficie climatizada.
¿Y este sistema invisible es saludable? Al tratarse de un sistema radiante que trabaja a baja temperatura, no se crean corrientes de aire molestas, evitando el movimiento de polvo, suciedad y componentes alérgenos. Tampoco se generan problemas de circulación ni varices en las piernas, puesto que las temperaturas de la superficie del suelo están limitadas por normativa a 29ºC en zonas de permanencia y 33ºC en baños en los meses fríos, y a 19 ºC o formación de condensaciones en los meses cálidos.
¿Qué tipo de suelo es el más indicado? Hoy día existen multitud de acabados compatibles con el suelo radiante, desde materiales pétreos, porcelánicos o laminados de madera. Sin duda los acabados más indicados son los materiales pétreos, por su baja resistencia a la conducción del calor, consiguiendo las más bajas temperaturas de trabajo del agua. Si optamos por acabados laminados de madera, tenemos que tener presente que la resistencia térmica máxima del suelo no puede ser superior a 0,15 m2K/W para calefacción y de 0,12 m2K/W para refrigeración.
Pero quizás la pregunta que más nos puede interesar en este tipo de climatización invisible es ¿cuánto nos podemos ahorrar con un sistema de suelo radiante?
Vía Célere lo tiene claro, una instalación de suelo radiante y refrescante ahorra frente a una instalación convencional de calefacción y aire acondicionado, sobre todo porque la temperatura del agua del suelo radiante es muy inferior a la de otros sistemas, hablamos de una temperatura de impulsión de 40-45ºC frente a 75-80 ºC en los meses fríos y de 16-18 ºC frente a 7-9 ºC. Podemos hablar de ahorros alrededor de un 20% de la energía consumida, tanto en los meses fríos como cálidos.
Puedes escucharlo a partir del minuto 19:45
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