Ante un posible Brexit sin acuerdo, el Banco Central Europeo (BCE), ha querido tranquilizar a los mercados y ha dicho que las consecuencias de una salida abrupta serían “manejables”. Eso sí, en palabras del vicepresidente de la institución, Luis de Guindos, “las consecuencias de un Brexit sin acuerdo serían gestionables pero no irrelevantes”.
Ahora mismo parece que la única alternativa es que la premier británica, Theresa May, plantee a Bruselas un plan alternativo que les permita justificar una prórroga mayor. Pero lo cierto es que los países no cuentan con ello, se han puesto ya en lo peor, y preparan (desde hace tiempo) planes de contingencia para lo que pueda venir. Es el caso de los bancos centrales de Londres y Fráncort. A pesar de estas precauciones, el BCE advierte de las consecuencias de que este no se produzca se forma amistosa.
El exministro español de economía ha sostenido que el principal riesgo es que un Brexit brusco ponga contra las cuerdas a la economía europea, que está ya de por sí en proceso de desaceleración. Hay que recordar que por ejemplo Italia está ya en recesión y que otros países todavía pagan las consecuencias de la pasada crisis financiera. Según De Guindos, “hay factores que conducen a esta desaceleración y un no acuerdo no ha sido totalmente descontado por los mercados. Dan una baja probabilidad a que eso suceda”.
Aunque el vicepresidente del BCE ha expresado que los países y las empresas están mejor preparados que hace seis meses para esta posible salida sin acuerdo, tampoco se le escapa a nadie que la economía europea está sufriendo un frenazo económico, que los organismos internacionales ya vienen avisando y rebajando previsiones y que otros asuntos internacionales, como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, están pasando factura al viejo continente.