"El mundo de deuda corporativa emergente es el gran desconocido para los inversores", revela Pablo Moreno, business development director en Aberdeen Standard Investments. El experto cree que es un activo a tener en cuenta por sus características positivas unidas al contexto actual.
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La inflación ya ha aterrizado en la economía y los mercados intentan adivinar cuál será el futuro respecto a este fenómeno. ¿Ha llegado para quedarse o es coyuntural?
Pablo Moreno considera que en el caso de que esa inflación venga "acompañada del crecimiento global, a las economías emergentes les puede suponer un viento a favor". Insiste en que si los tipos no continúan con el repunte visto a comienzos de año, la deuda corporativa emergente "puede ser un activo a tener en cuenta".
Explica que la fotografía actual de la renta fija corporativa de estos países no es como la de 2013, en el anterior 'taper tantrum'. "Ahora la fotografía es más saneada, muchas de estas compañías tienen superávit por cuenta corriente y las cifras macro presentan una situación menos peligrosa respecto a 2013".
Cree que "si el escenario que se dibuja es de crecimiento, las economías emergentes pueden seguir beneficiándose". Considera que lo "positivo" de la deuda corporativa emergente es que "es un activo mayoritariamente de grado de inversión, al contrario de lo que muchos pueden pensar".
Además, añade que se puede escoger entre un universo de compañías amplio con "fundamentles atractivos en comparación con el mundo desarrollado". "En métricas de liquidez o apalancamiento, hay muchas compañías que, con ratings parecidos a sus homónimos en mercados desarrollados, tienen valoraciones bastante más atractivas".
El experto incluso recuerda que las tasas de impago de las estas empresas de mercados emergentes "son menores que compañías de high yield en el mundo desarrollado".