La producción del Model 3 está dando más de un quebradero de cabeza a Elon Musk. Tesla reconoce que no va a cumplir sus objetivos y anuncia que llegará a los 2.500 vehículos por semana para el primer trimestre de 2018, la mitad de lo previsto inicialmente. Para finales de junio, aumentará su producción hasta las 5.000 unidades semanales.
En noviembre, Musk ya prometió llegar a los 5.000 vehículos a finales de marzo, después de que prometiera llegar a ese objetivo a finales de 2017. Retraso tras retraso que pone en alerta a los analistas.
La empresa explica que el retraso se debe a que están enfocados en la calidad y la eficiencia en lugar de en conseguir un alto volumen en un periodo de tiempo más corto. El pasado mes de julio, Musk ya alertó de que estaban atravesando un "infierno de fabricación" con la construcción de las baterías en su fábrica de Nevada a causa de los problemas con un proveedor.
Estos retrasos incrementan el riesgo de que se cancelen parte de las 500.000 reservas que acumulan del modelo. Y tiene más implicaciones porque los analistas ponen su mirada en posibles problemas de liquidez de la empresa que podrían llegar incluso en el primer semestre de 2018.
El Model 3 es fundamental para el éxito a largo plazo de Tesla ya que es su vehículo más asequible para el gran público con un precio de 35.000 dólares, casi la mitad que el Model S.
La compañía ha consumido 1.000 millones de dólares en gastos de capital en el tercer trimestre y unos 1.100 en el cuarto trimestre. Los expertos creen que ahora Tesla ya no cuenta con mucho margen de maniobra y algunos incluso temen que pueda verse abocado a realizar una ampliación de capital para mitigar los riesgos.
Las acciones de Tesla han bajado en el mercado fuera de hora casi un 3% hasta 310,65 dólares. En todo 2017, sus títulos subieron un 46% y alcanzó una capitalización bursátil de 52.300 millones de dólares, por delante de Ford y por detrás de General Motors.