T-Mobile y Sprint han cerrado un acuerdo de fusión que creará una empresa combinada de 146.000 millones de dólares, incluida la deuda, y unirá al tercer y cuarto mayor operador de Estados Unidos tras cuatro años de negociaciones.

La operación, que debe ser autorizada por los reguladores de competencia estadounidenses, supone que T-Mobile valora a su rival en unos 26.500 millones de dólares, a un precio de 6,6 dólares por acción. Si se incluye la deuda el desembolso asciende a 59.000 millones.

La compañía resultante entre la filial alemana de Deutsche Telekom y la empresa controlada por el conglomerado japonés Softbank, unirá a 127 millones de suscriptores de telefonía móvil en el país, lo que la acercará mucho más a sus rivales AT&T y Verizon.

El director ejecutivo T-Mobile, Jhon Legere, advierte que la combinación va a crear un “competidor feroz” capaz de dar más a los consumidores y a las empresas a precios más bajos. Las compañías esperan generar ingresos totales de entre 75.000 y 76.000 millones de dólares ya en 2018 y se marcan como objetivo aumentar las ventas hasta 86.000 millones para los próximos cuatro años. Además, T-Mobile espera ahorrar costes por valor de 6.000 millones de dólares como parte de la fusión.

El director ejecutivo de Sprint, Marcelo Claure, asegura que la empresa combinada estará mejor posicionada para ofrecer tecnología 5G a los consumidores: “Los analistas estiman que el liderazgo temprano de EEUU en 4G ha agregado millones de empleos al país y miles de millones al PIB. Y en 5G las apuestas son aún mayores. Para poner eso en perspectiva, la diferencia entre 4G y 5G es como la diferencia entre la televisión en blanco y negro y la televisión en color”.

Deutsche Telekom y SoftBank poseerán aproximadamente el 42 y el 27 por ciento restante del grupo combinado respectivamente. Las acciones de la compañía cotizarán en Estados Unidos.

Una boda complicada


El noviazgo entre Deutsche Telekom y Softbank ha sido difícil. Si bien ambos habían iniciado conversaciones para una posible fusión en 2014, Sprint abandonó el plan después de que el director ejecutivo de la japonesa, Masayoshi Son, no lograra ganarse a los reguladores, que se resisten a reducir el número de operadores de telefonía móvil en Estados Unidos de cuatro a tres.

Para 2015, T-Mobile había conseguido ganar cuota de mercado y superar a Sprint como tercer operador más grande de Estados Unidos. Desde entonces, Sprint ha acumulado más de 30.000 millones de dólares en deuda a medida que ha invertido en su red inalámbrica y ha disminuido su valor de mercado.

El año pasado intentaron un segundo acuerdo, pero las conversaciones se interrumpieron al ser incapaces de acordar un precio para Sprint y la dirección de la empresa.

Softbank posee el 85% de Sprint y se ha visto presionada para revitalizar su compañía y dar salida a la abultada deuda. El acuerdo con Deutscke Telekom, que posee más del 60% de T-Mobile, se consideraba necesario antes del cambio inminente a la tecnología inalámbrica 5G.

Se espera que los operadores gasten miles de millones de dólares en la actualización de sus redes para adaptarse al nuevo estándar que podría llegar el próximo año y añadir una nueva gama de dispositivos a internet. Por ello, T-Mobile anuncia la inversión de 40.000 millones de dólares en su negocio y la expansión de la red 5G en los primeros tres años tras el cierre de la fusión.