Las cifras de Renault se salen de la autopista: ventas récord, ganancias por encima de lo esperado… En ventas mundiales sigue por detrás de Volkswagen, que es la líder indiscutible. Pero la fabricante francesa aumenta sus esfuerzos para desbancar a la alemana.
Y aquí viene el culebrón: uno de esos esfuerzos pasa por reforzar su alianza con Nissan. El problema es que Renault no está sola en las negociaciones con la fabricante japonesa. Por en medio está el Gobierno francés, que curiosamente, es el mayor accionista de Renault.
El Estado francés tiene una participación del 15% en Renault y dos puestos en la junta directiva. Una fuerte presencia que no gusta nada a Nissan.
Y es que aunque Renault y Nissan llevan un tiempo casadas, su relación es la de un matrimonio con separación de bienes: comparten gastos pero mantienen su independencia a la hora de tomar decisiones y realizar movimientos corporativos. Actualmente, Renault posee el 43’4% de Nissan, que a su vez controla a Mitsubishi a través de una participación del 34%. Por lo que generalmente se habla de una triple alianza Renault-Nissan-Mitsubishi.
¿Qué ocurre? Que Renault quiere estrechar todavía más sus lazos con Nissan, algo que podría favorecer a los intereses nacionales. Pero Nissan no está dispuesta a seguir adelante si el Gobierno de Macron se entromete en la relación.
De hecho, el CEO de Renault, Carlos Ghosn, ya ha dicho en repetidas ocasiones que Nissan no quiere que el Gobierno de Macron controle sus activos japoneses y que si todo sigue como hasta ahora no habrá avances en la alianza.
Precisamente Ghosn es una pieza clave en toda esta gestión: es CEO de Renault pero también Presidente de Nissan y se le considera la figura indicada para guiar los próximos pasos de la alianza. Por eso la junta de Renault quiere que renueve el cargo por cuatro años más.
Se esperaba que Ghosn le pasara el testigo a un nuevo CEO y supervisara la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi desde un rol de presidente no ejecutivo. Pero el plan ha tomado un nuevo rumbo por las quejas del gobierno francés sobre la dirección que estaba tomando la alianza.
Así que Ghosn se queda como CEO de Renault. El consejo le ha propuesto continuar y el Estado francés le ha dado el sí, pero con una condición: que se baje el salario un 30%.
Y es que el sueldo de Ghosn es una polémica en Francia. En los últimos años ha liderado la lista de los directivos mejor pagados de Japón, con un salario que supera los 8 millones de euros anuales. Una cantidad con la que muchos se han echado las manos a la cabeza.
Pero el sólido desempeño de Renault es el que ha reforzado más que nunca la posición de Ghosn al frente de la compañía. El beneficio de la fabricante francesa ha subido un 17% hasta los 3.850 millones de euros. Sus ingresos han subido un 14’7% hasta los 58.700 millones gracias a la fuerte demanda europea. Además, Renault ha elevado su dividendo un 12’7% a 3’55 euros por acción.
Todas estas cifras son aval suficiente para mantener a Carlos Ghosn al frente de Renault para dirigir el avance de las relaciones con Nissan y Mitsubishi y convertir a esta alianza en la líder del sector.