Los grandes bancos de España también hacen operación bikini. En los últimos meses, han agilizado el ritmo para bajar su peso en el ladrillo y poder presumir de cuentas más sanas de cara al verano y al resto del año.
El BCE pide a la banca evacuar activos tóxicos. Por eso las entidades españolas aumentan sus esfuerzos por quitarse de encima unos activos que les han provocado verdaderos quebraderos de cabeza durante la crisis financiera. Pero bajar todo ese peso de golpe es tarea difícil: a día de hoy, la exposición al ladrillo de los cinco principales bancos españoles todavía supera los 40.000 millones de euros.
El último movimiento de esta operación bikini lo protagoniza Caixabank, que se ha deshecho del 80% de su negocio inmobiliario. Se lo vende al fondo estadounidense Lone Star, con lo que coloca una cartera de unos 7.000 millones de euros vinculados al ladrillo.
Un paso similar al que realizó BBVA la semana pasada: redujo prácticamente a cero su exposición al mercado inmobiliario tras vender una cartera de 1.000 millones de euros al fondo de pensiones canadiense CPPIB. Aunque su mayor pérdida de peso fue antes de las pasadas Navidades, cuando vendió el 80% de su negocio en inmobiliario al fondo Cerberus. También antes de los polvorones el Santander le vendía a Blackstone el 51% del ladrillo del Popular.
Y mientras, Sabadell y Bankia trabajan por quitarse de encima activos tóxicos. En el caso de Sabadell, pretende desprenderse de activos por valor de 10.800 millones de euros. Una operación que le permitirá deshacerse prácticamente de todos los activos tóxicos heredados de la compra de la antigua CAM. Mientras, Bankia prepara la venta de activos por 1.000 millones para digerir el ladrillo de BMN.
Pero con una sola operación bikini no se aguanta el tipo. Así que todas las entidades siguen centradas en perder su peso en ladrillo lo antes posible para borrar de sus balances los efectos del boom inmobiliario que culminó con el rescate bancario en 2012.